Tampico no está exento de que se repita la tragedia del Hilda

Están por cumplirse 65 años del huracán y especialistas advierten que, de volver a suceder, la devastación será peor ya que hay más habitantes y más factores que ponen en riesgo a las tres ciudades.

Imagen histórica tras el impacto del huracán Hilda en Tampico.
Antonio Campos
Tampico /

La madrugada del 19 de septiembre de 1955 significa el peor capítulo en la historia de la región, debido a que el huracán con categoría 4 azotó sin piedad dejando una estela de muerte y destrucción a su paso por el sur de Tamaulipas y el norte de Veracruz.

Un saldo de 53 mil damnificados y por lo menos 12 mil muertos fue la huella trágica que dejó el Hilda. Muchas fueron las familias que vieron cómo el agua le arrancaba la vida a sus seres queridos, pero más doloroso aún fue la incertidumbre de no saber siquiera dónde quedaron sus restos.

La gente empezó a sentir desamparo, no tenía ropa ni qué comer, hasta que empezó a llegar la ayuda internacional; las filas en los centros de acopio eran de una manzana completa.

Imagen histórica tras el impacto del huracán Hilda en Tampico.


Vino después la reconstrucción de la ciudad. 

El historiador Francisco Ramos comenta que Tampico fue construido en la parte alta, pero al paso del tiempo se arraigó la costumbre de asentarse en zonas bajas a pesar de ser inundables, lo que la naturaleza nunca perdona.

En aquel tiempo, tras lo vivido, las construcciones se empezaron a hacer de concreto para sustituir a las de madera que terminaron destruidas por los furiosos vientos y la posterior inundación. Lo positivo del fenómeno, destaca el investigador, es que destrabó la economía de la ciudad; Tampico pudo levantarse y mantenerse, porque hubo cambios y transformaciones gracias a que las crisis son también para crecer.

En la memoria de quienes vivieron esta experiencia, todavía están frescos los recuerdos pese al tiempo transcurrido y agradecen a Dios queno se haya repetido la tragedia. 

Huracán Hilda en Tampico dejó todo bajo el agua (FOTO/ARCHIVO)


Especialistas afirman que esto no se debe a un blindaje divino o de protección extraterrestre. 

La temperatura del agua del Golfo de México es, a decir de los expertos, lo que ha salvado a la zona conurbada, ya que impide el avance de un ciclón y lo desvía hacia el norte del estado. 

El oceanólogo Marcelo García Hernández, al explicar lo anterior, aclara que esto no significa que jamás tocará tierra un meteoro en el sur de Tamaulipas en un futuro. El cambio climático ha venido a dejar claro que en la naturaleza no hay nada escrito y de continuar dañándola se puede volver a vivir la tragedia del 55 con saldos aún mayores. Incluso nuestras ciudades podrían quedar bajo el agua.

La falta del cordón litoral...

La falta de un cordón litoral completamente rehabilitado es visto como la principal amenaza para la población del sur del estado, porque abre la posibilidad de que el agua del mar inunde la zona por completo.


El ambientalista Roque Montiel Lozano llama a detener urgentemente la erosión de esta barrera natural, pues pone en riesgo la mancha urbana.

“Debe restaurarse el cordón litoral porque está en riesgo la población del sur de Tamaulipas, de impactar un huracán bajo esas condiciones el desastre será de grandes magnitudes sobre todo para quienes habitan zonas irregulares que antes eran lagunas” advierte el miembro de Ciudadanos Conscientes en Acción por México (Ccam).
Calle Aduana de Tampico, cubierta por las aguas que dejó Hilda.


Pero no es el único factor, las inundaciones también pueden agravarse en caso de un fenómeno meteorológico por elacumulamiento de basura doméstica y los desechos enterrados por décadas en los exbotaderos municipales, lo que complica el flujo de las corrientes pluviales.a

Ambas voces coinciden en que la falta de cultura ciudadana para manejar los desechos urbanos, aunado al relleno de lagunas crean las condiciones para una “tormenta perfecta” que, de darse, será la prueba de que no se aprendió la lección.


Recuerdan que la zona está bañada por cuerpos de agua que no han sido respetados y representan una amenaza potencial.

Para María de los Ángeles González Vite, de 87 años de edad, el 19 de septiembre de 1955 fue una experiencia que no se la desea ni a su peor enemigo, ya que de tener una vida sin complicaciones, de un momento a otro se quedó sin la posibilidad de dar de comer a sus pequeños hijos.

La ahora bisabuela de seis niños, recuerda que desde el mes de agosto de ese año pasaban por su casa unidades de perifoneo que advertían sobre la formación de tormentas tropicales en el Golfo de México. Sin embargo no tuvo miedo porque su esposo le decía que eran mentiras 

del gobierno para mantener a la gente resguardada en su casa.

Inundación en el huracán Hilda en Tampico


Poco después, como estaba próxima a su segundo parto, militares le ordenaron dejar su hogar y resguardarse de inmediato en uno de los refugios temporales habilitados. Los propios elementos la trasladaron para evitar poner en riesgo su vida.

“Cuando llegaba mi esposo de las labores de rescate, me platicaba que había muchos muertos y heridos, que agradecía a Dios que habíamos sobrevivido a esa tragedia, fue difícil sobrevivir en ese tiempo donde había mucho sufrimiento”.

LPR




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