El ciclo escolar 2022-2023 inicia en un momento complejo, en medio de dificultades que trajo la pandemia de la covid-19 y ahora se han sumado los efectos internacionales, el cambio climático y la violencia actual.
Mario Ernesto Patrón Sánchez, rector de la Universidad Iberoamericana Puebla, resaltó la importancia de que el servicio educativo ponga como motores transformadores la fraternidad para construir realidades esperanzadoras.
“Iniciamos un nuevo periodo académico en un período, ciertamente complejo. A las dificultades que trajo la pandemia de covid-19, todavía en curso, se han sumado, desde febrero de este año, los efectos de la invasión de Rusia a Ucrania que ha profundizado las desigualdades estructurales y ha ensombrecido aún más el panorama económico mundial”, explicó.
Para Patrón Sánchez, el cambio climático es una realidad y ahora se presentan problemas de inundaciones ante modelos de desarrollo que se basan en mercantilizar el agua, la tierra y la naturaleza.
“Este año hemos asistido a expresiones del cambio climático que han evidenciado la profundidad de la crisis actual de los bienes comunes que enfrentamos como humanidad. La vivencia de sequías, olas de calor, incendios y a contrapelo, inundaciones estrepitosas, serán una pauta de realidad cotidiana en tanto no aprendamos a desarrollar modelos de desarrollo que pongan en el centro a las personas y dejen de mercantilizar el agua, la tierra, los árboles y toda nuestra naturaleza”, apuntó”, explicó.
Ante los problemas que se presentan y modelos que no contribuyen a una vida justa y digna, Mario Patrón Sánchez destacó la importancia que, desde la universidad, se desarrollen modelos que coloquen al ser humano en el centro de las prioridades.
“La educación es una apuesta que se funda sobre la perfectibilidad del ser humano, pero también, es un acto político que se practica a contrapelo de las inercias dominantes y que requiere valentía, pero, también, generosidad. Creo que es a eso a lo que se refiere el padre Arturo Sosa, general de la Compañía de Jesús, cuando califica que la educación es la fuente de esperanza y liberación y ese es el compromiso que ratificamos”, destacó.
Por su parte, Lilia Vélez Iglesias, directora general Académica de la Ibero Puebla, destacó que en el rubro educativo, la pandemia de covid-19 deja un abandono histórico de las aulas y un rezago educativo que tardará décadas en ser recuperado.
“Enfrentamos una disminución histórica de la matrícula por nivel educativo y muy pocas estrategias para recuperar a quienes abandonaron las aulas. En ese sentido, estar hoy aquí, es un gozoso privilegio que nos obliga a pensar y a trabajar juntos para enfrentar las brechas de todo tipo que el covid-19 profundizó en el mundo y, especialmente, en nuestro país”, explicó.
Asimismo, señaló que la realidad está marcada por la crisis sanitaria que sacudió al planeta, cuya conclusión no se vislumbra; sin embargo, aumentan los rezagos ya existentes en ámbitos como el acceso a la educación.
Ante las adversidades, Vélez Iglesias resaltó la importancia de que, desde las universidades, se trabaje para establecer estrategias conjuntas ante los problemas que se presentan y que afectan a la sociedad.
“Los tiempos actuales están marcados por la ausencia de certezas, las crisis de las instituciones intermedias, las violencias estructurales y el alud de información verídica y falsa que dificulta la comprensión de un mundo. Este mundo está atravesado por la incapacidad de mirarnos y dialogar sobre nuestras diferencias y nuestros problemas”, expresó la directora Lilia Vélez Iglesias.
AFM