Investigador de la UNAM llama a reclasificar narcóticos con fines médicos

En 2020 aproximadamente 284 millones de personas de 15 a 64 años consumieron drogas en el mundo.

Flores Mendoza puntualizó no ser partidario de la política prohibicionista y policial.| Especiales
Blanca Valadez
Ciudad de México /

Imer Flores Mendoza, del Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, sostuvo que México debe desincorporar o reclasificar del catálogo de narcóticos los que tienen fines medicinales y cuáles requieren combatirse por estar vinculadas con el crimen organizado.

También es preciso, dijo, explorar los usos medicinales, industriales y benéficos de drogas diversas, como la mariguana y el fentanilo, ya que prohibirlas resultará contraproducente para los sectores que lo requieren como son los enfermos crónicos.

El documento del año pasado reveló que en 2020 aproximadamente 284 millones de personas de 15 a 64 años consumieron drogas en el mundo, lo que representó un aumento de 26 por ciento con respecto a la década anterior.

“Hoy tenemos el reto del fentanilo que está causando estragos en Estados Unidos. Ya hay políticas muy claras de lo que se tiene que hacer y es un tema de cooperación internacional, para que todos los países estemos en la misma sintonía”, comentó.

Esta sustancia es efectiva para el dolor, pues se estima que es 50 veces más potente que la morfina y hasta 100 más que la heroína, por lo que es más peligrosa, tremendamente adictiva y letal. Hasta ahora, señaló el investigador, el principal problema en el país es su trasiego.

Además, destacó que el uso indebido y tráfico es un problema global, que atraviesa a todos los países y por ello es necesaria la cooperación entre las naciones para el intercambio de información, en la implementación de estrategias para tratar de prevenir el uso de sustancias ilegales, entre otras.

Además, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) presenta su Informe Anual sobre las Drogas y eventualmente, realiza reuniones para clasificarlas: cuáles son las legales, cuáles no se deben legalizar.

De acuerdo con la UNODC, las personas jóvenes están consumiendo más y los niveles actuales en varios países son mayores que los de la generación anterior. 

En África y América Latina, las personas menores de 35 años representan la mayoría de quienes reciben tratamiento por trastornos relacionados con el consumo de drogas.

El informe subraya que la legalización del cannabis en algunas partes del orbe parecía haber acelerado el consumo diario y las consecuencias relacionadas para la salud; alerta sobre el aumento sin precedentes de la fabricación de cocaína, la expansión de las sintéticas a nuevos mercados y las continuas deficiencias en la disponibilidad de tratamientos contra los narcóticos, especialmente para las mujeres.

Flores Mendoza puntualizó no ser partidario de la política prohibicionista y policial, pero reconoce que el tema de consumo ilegal está relacionado también con el crimen organizado, el narcotráfico, al tráfico de armas, entre otros delitos.

“Prefiero la prevención, la educación, la información, que la gente entienda muy bien para qué pueden servir estas sustancias. Debemos empezar a hablar de estrategias de prevención, de reducción de daños y sustitución de sustancias. Por ejemplo, en la frontera con Estados Unidos son aplicadas pruebas a trabajadoras sexuales, a fin de ver qué sustancias consumen y tengan conciencia de lo peligroso que puede ser el fentanilo”, indicó.

Política contra drogas debe incluir prevención: investigador 


La política sobre narcóticos, insistió, no puede limitarse a la prohibición, a los muertos por el narcotráfico, sino también a la prevención. 

Para ello es necesario que todos los actores aporten su granito de arena. “A nosotros desde la academia, nos toca mantener la discusión del tema y fomentar el análisis científico, desde una perspectiva de derechos humanos, de salud sin dejar de abordar el tema de seguridad”.

El experto mencionó que en el IIJ se encuentra el Observatorio de Legislación y Adjudicación (OLA), el cual alberga el proyecto llamado 4 20, enfocado a la revisión de la política de drogas y la regulación de la mariguana en México y en el mundo.

Además, en el OLA participan el Instituto Nacional de Salud Pública y El Colegio de México, a través de su Seminario sobre Violencia y Paz. 

A partir de 2019 organizan mensualmente sesiones en las que tratan diversos aspectos sobre la mariguana y, particularmente, este año, sobre el fentanilo.

Entre los temas están: la epidemia del fentanilo y la violencia en México; la producción de cannabis en diversas comunidades del país; el reconocimiento de derechos para poder ejercer los múltiples usos de la mariguana, entre otros.

También colaboran con la sociedad civil y diversas instituciones a nivel local y federal que atienden y previenen las adicciones. 

“Hay mucha institucionalidad, pero no necesariamente mucha coordinación. Necesitamos una mejor coordinación entre todos los actores involucrados para detectar problemas, peligros que representan otras drogas tanto legales e ilegales, otras sustancias no reguladas y atenderlos de la mejor manera”.

JLMR 

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