En su misa dominical de este Domingo de Resurrección, el arzobispo de León, Alfonso Cortés Contretas, invitó a los feligreses a vivir en constante pascua, que es lo mismo a vivir en libertad.
“Los invito a vivir en permanente Pascua en diarios y permanentes pasos de existencias más felices, de familias más unidas y fortalecidas, de comunidades eclesiales más creyentes, de presbíteros y los otros consagrados más misioneros, que siempre nuestra vida sea más próspera y que tengamos una sociedad mejor", dijo.
Explicó que la respuesta a la resurrección de Jesucristo es la confesión de fe que surge en la vida de cualquier hombre y mujer en cualquier rincón de la tierra, cuando a partir del encuentro con el crucificado, experimenta la resurrección, es decir el paso de una vida miserable a una vida abundante, de la muerte a la vida, del pecado a la victoria de Cristo el señor, a la esperanza en la vida eterna.
Dijo que resurrección entonces es la victoria del bien sobre el mal, del amor de Dios sobre el pecado del hombre, es el triunfo de la propuesta y el evangelio del nazareno en la vida de los primeros cristianos y en la vida de los que después de mil años continúan creyendo, confiando y estando en el evangelio en sus criterios, en su lógica como la mejor propuesta para ser felices y para la construcción y reconstrucción de un mundo más justo, más fraterno y humano.
“Pasaron de ser hombres viejos a ser hombres nuevos, de vivir como esclavos de la ley a vivir el mandamiento nuevo del amor, de no entender las escrituras a entender toda la vida de Jesús y a vivirla en sus propias vidas”, agregó.
Dijo que pascua en hebreo se dice pesar y ese vocablo que significa el paso y que cada año los judíos celebran la pascua como el memorial del paso de la esclavitud, de la libertad de la muerte por un suceso que fue definitivo en la vida, en la historia, en la memoria y en la identidad del pueblo del antiguo testamento.
Y agregó que cuando los seres humanos son capaces de vivir y poner el proyecto del hijo del Dios es cuando nos veremos unos a los otros como hermanos, respondiendo siempre a mejores condiciones humanas de la vida personal, familiar y social.