Entre llanto, enojo y confusión, vecinos y familiares de los niños que perdieron la vida tras un incendio en la colonia Buenavista, en Iztapalapa, sepultaron a los siete menores.
Pasadas las 12 horas los féretros de los menores fueron retirados del domicilio donde fueron velados y los llevaron a la parroquia de Santa Cruz Meyehualco, donde un sacerdote ofreció una ceremonia religiosa en su honor.
Una hora duró la misa, en dónde la familia aprovechó para orar y para colocar algunos juguetes sobre los féretros. Después de eso continuaron su camino hacia el panteón de Santa Cruz.
El entierro estuvo precedido por una marcha fúnebre de la iglesia a la casa de los familiares y después hacia el panteón.
Justo en la entrada del campo vecinos hicieron un pase de lista y pidieron despedir a los niños con un aplauso y una porra.
“¡Los niños, los niños, ra, ra, ra!”, fueron las porras que entonaron en su honor.
Así continuaron hasta el interior. Las mujeres y niños cargando flores blancas; los hombres, esperando al rededor del hoyo dónde serían depositados los cuerpos.
Había al menos 200 personas, la mayoría era vecinos indignados ante la tragedia, los menos; familia de los niños que hasta hoy no saben con exactitud qué pasó.
Con la gente alrededor de la fosa, los sepultureros comenzaron el entierro, introdujeron primero el féretro más grande y así sucesivamente hasta llegar al mas pequeño. Los presentes hicieron lo que manda la tradición: tomaron flores y puñados de tierra para despedir a los menores, mientras eran sepultados.
EB