La pandemia no dejó que los fieles celebraran sus fiestas religiosas. Desde Semana Santa, las ceremonias tuvieron que cancelarse para evitar la aglomeración de personas que predominan en este tipo de eventos.
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Entre las festividades que tuvieron que cancelarse se encuentra la del Señor del Perdón en Tuxpan, que se realiza la segunda quincena de mayo y la de Santo Santiago en Tonalá, el 25 de julio. En agosto, las medidas se relajaron y permitieron el acceso a templos con medidas sanitarias y aforo limitado. La solemnidad de la Asunción de María a los Cielos en San Juan de los Lagos celebrada durante la primera quincena del mes se redujo a una misa en el atrio de la catedral para poder mantener la distancia de 1.5 metros entre los fieles.
La Secretaría General del Gobierno de Jalisco hizo un llamado a los fieles que tradicionalmente participaban en la Ruta del Peregrino en Talpa de Allende a no realizarla este año ya que la Basílica de Nuestra Señora del Rosario ni siquiera estaría abierta, esta peregrinación se realiza la semana del 7 de octubre desde 1644.
Sin embargo, La Romería fue el evento religioso que más pesar causó su cancelación.
La Virgen de Zapopan, por primera vez, no estuvo acompañada de sus creyentes, aunque cientos de tapatíos se postraron lo más cerca posible para poder admirar a La Generala en su recorrido de más de nueve kilómetros hacia la Basílica de Zapopan.
En la homilía, el Cardenal de Guadalajara, Francisco Robles Ortega, ofició una misa a la que solamente pudo acceder un grupo reducido de fieles quienes fueron acomodados para mantener su sana distancia.
La Virgen de Guadalupe corrió la misma suerte en su día, el 12 de diciembre. Las medidas de aislamiento se relajan conforme comienzan las fiestas decembrinas.
JMH