“Lloré mucho cuando me enteré que tenía covid, me sentía muy triste y también tenía mucho miedo porque sentía que iba a contagiar a mis papás”, relató Andrea, de 14 años, uno de los más de 50 mil casos de contagios entre la población menor de edad, que registra el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes.
Según el Sipinna, en México se han confirmado 56 mil158 casos de covid-19 entre menores de edad, de los cuales 32 mil 215 tienen entre 12 y 17 años; 13 mil 371 son de 6 a 11 años y 10 mil 572 tienen de cero a 5 años.
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De acuerdo con el investigador egresado de la Facultad de Medicina por la Universidad Autónoma de Tlaxcala, Héctor Rossete, “un posible covid es aquel niño que presenta fiebre, que presenta tos, que presenta un poco de escurrimiento nasal, diarrea inexplicable, llanto y demás” y recomendó que tras la aparición de cualquiera de estos síntomas, se debe llevar al menor con el médico para que reciba el tratamiento pertinente.
En entrevista con MILENIO, Andrea narra que se enfermó a principios de julio, a la par que su hermana. Ambas estaban en casa de sus abuelos porque sus papás tenían que trabajar. Uno de los integrantes de la familia contrajo el virus. Sus padres la llevaron con su médico de cabecera, quien les recomendó practicarles la prueba PCR.
Andrea vivió la enfermedad en su cuarto, aislada, aproximadamente tres semanas. Según la adolescente, la primera semana y media fue la más complicada debido a la sintomatología: “tenía dolor de garganta todo el tiempo y siempre me la pasaba en cama; normalmente cuando me sentía mareada me sentaba o me acostaba para que se me pasara”.
“Cuando yo estaba aislada me sentía muy asustada, ya que pensaba que en algún momento podía contagiar a mis papás o que mi hermana y yo nos íbamos a poner peor”, recordó.
Durante su confinamiento, Andrea durmió mucho, vio algunas series, hizo tareas, leyó y pese a los malestares, destinó parte de su tiempo a desinfectar su habitación, “aprendí a tomarme la oxigenación y también la frecuencia cardiaca y la temperatura”.
Hace unos días, el médico la dio de alta. “Hasta el día de hoy, todavía me duele un poco la cabeza y tengo tos con flemas”, comentó.
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Daniel Hernández también forma parte de la estadística de adolescentes que padecieron coronavirus. Enfrentó la enfermedad justo el día de su cumpleaños, en enero pasado, “el día 16, tenía exactamente 14 años cuando estaba padeciendo la enfermedad”, indicó el papá del menor.
El joven de 14 años también estaba en casa de sus abuelos cuando adquirió la enfermedad. El menor, quien padece autismo y epilepsia, se encontraba con ellos ya que sus papás tenían que salir a trabajar.
El señor Hernández señaló que, a pesar de su condición, Daniel siempre acató todas las medidas de prevención, “a él le manejamos que había un animal muy peligroso que estaba mordiendo a la gente, que para que a él no lo mordieran, se tenía que poner el cubrebocas”.
Durante la enfermedad, Daniel experimentó cansancio, se la pasó acostado y sin ganas de jugar. “Al comprarle uno de sus platillos favoritos que es barbacoa y consomé, y él es de muy buen comer, ese día casi no comió”, indicó.
Lo único que quería Daniel era un apapacho de sus padres: “empieza a dar palmadas en el colchón, pidiéndonos, es una forma de pedirnos que nos acostemos un rato con él y a mí me pidió justo ese día, el día que tenía temperatura, me pidió acuéstate conmigo”.
El señor Hernández dijo que en marzo llevaron a su hijo a su cita médica de rutina y le comentaron al doctor lo ocurrido en enero pasado y él les recomendó practicarle la prueba de anticuerpos, porque el cuadro que presentó fue de covid-19.
“Fue un sentimiento encontrado, fue decir, vaya, ya le dio, no fue un escenario tan grave, entre alivio y un poquito de molestia, la verdad”.
El médico Rossete señaló que el relajamiento de las medidas de prevención y la convivencia con personas portadoras del virus son algunas de las causas que han generado un aumento de casos de coronavirus en menores de edad, por lo que hizo un llamado a los adultos a extremar precauciones, a fin de cuidar a los menores porque ellos también pueden vivir un escenario catastrófico; “por supuesto, los niños pueden caer en la intubación, pueden adquirir fibrosis pulmonar, que es el deterioro de los pulmones”.
El último reporte de las autoridades señala que 588 niños, niñas y adolescentes han muerto a causa del coronavirus. Datos del Sipinna indican que las entidades con más fallecimientos son: Estado de México (92), Baja California (43), Puebla (41), Ciudad de México (40) y Nuevo León (39), que en conjunto representan 43 por ciento del total de decesos.
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Con tan sólo tres años de edad, Ana Lucía luchó valientemente contra el covid-19.
Su mamá, Diana Domínguez, narró que su hija se contagió luego de estar unos días con su padre, ya que son divorciados y por ello la niña pasa los días en dos casas. Luego de este caso positivo, la pediatra de Anita, recetó someterla a una prueba PCR. “La única diferencia que nos dijeron es que la muestra la toman de la garganta para no lastimarlos de la nariz”.
“Le expliqué que le iban a sacar como un moquito y que lo iban a revisar para ver si estaba el bichito y cuando salió positiva yo le dije que sí, que sí tenía el bichito”.
Diana contó que tras el diagnóstico se aislaron por tres semanas, de las cuales, Anita sólo pasó unos días con malestares, muy parecidos a los de una gripe. Por ejemplo, tuvo un poco de fiebre, motivo por el que no se quiso separar de su mamá.
“Le expliqué: es que ahorita tienes moquitos por el bichito y me decía: 'ok', pero comía perfectamente bien”; “la última semana tal vez no fue de ánimo sino ya de irritabilidad, de: 'ya quiero hacer otra cosa quiero salir, jugar'”, comentó la señora Domínguez.
Para Diana, el que su pequeña no haya tenido un cuadro clínico grave puede ser porque ella y su ex esposo ya están vacunados. También atribuyó su mejoría al buen estado de ánimo y comunicación que le transmitió, antes, durante y después de su enfermedad: “que había que lavarnos las manos, había que tener cubrebocas porque había un bichito que nos podría enfermar, entonces sabía de la existencia de un bichito”.
FS