Ante la salida de Florencia Serranía Soto como directora general del Sistema de Transporte Colectivo Metro, familiares y víctimas del derrumbe de la Línea 12 señalaron que es un paso en la búsqueda de justicia; sin embargo, consideran que “la culpa recae en muchos” y aún falta para esclarecer los hechos.
Para Bernarda Salgado, madre de Tania y Nancy Lezama, jóvenes que fueron víctimas en el desplome del Metro, la destitución de Serranía es un paso en la exigencia de justicia para lo ocurrido en el Metro hace casi dos meses.
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En entrevista para MILENIO, aseguró que es un gran avance, pues acusó que por Serranía Soto se pudieron entorpecer las investigaciones. Ahora que ya no se encuentra en el cargo, Bernarda Salgado pidió que las investigaciones continúen sin obstáculos.
Asimismo precisó que, si bien es importante la destitución de Serranía, los familiares saben que la culpa fue de varias personas y por tanto, exigió que caigan todos los responsables.
“Que se esclarezca lo que se tenga que esclarecer y que caigan los responsables, yo no le estoy tirando exactamente a nadie ya que la culpa fue de muchos. Como se ha mencionado, desde un inicio ya estaba mal la obra por baja calidad en material y por tal motivo pedimos que se siga esclareciendo esto a nuestro favor”, precisó.
Nancy falleció a los 22 años tras el desplome del Metro, mientras que su hermana Tania de 15 años actualmente se encuentra estable, sin embargo, continúa hospitalizada debido a las lesiones que sufrió en el incidente y es cuidada por sus padres y su hermano Edgar.
"No cae en Serranía toda la responsabilidad”: víctima de la L12
Remigio Gayosso Rosales de 41 años, se encuentra en rehabilitación tras recibir dos cirugías por el colapso del tramo elevado de la Línea 12. Aún recuerda el trágico hecho que lo llevó a permanecer varios días en el Hospital General Balbuena, alcaldía Venustiano Carranza. Para él, la ahora ex directora del Metro, Florencia Serranía Soto, no fue la única responsable del incidente, por lo que no vio “la necesidad de que dejara la dirección”.
“Todo se oscureció, cuando tuve posibilidad de ver lo que pasaba el vagón ya estaba inclinado, la gente amontonada: viva y muerta. Como pude me sostuve de un tubo metálico y jalé hacia arriba, pero mi pierna ya estaba rota y mi brazo igual, todo hinchado. Dejé atrás mi pizzería".
“No creo que la culpa sea solo de ella, por lo que dijeron en el peritaje, la culpa es principalmente de las constructoras. A lo mejor, de alguna manera, ella tenía que darle mantenimiento, pero no recae en ella directamente toda la responsabilidad”, señaló en entrevista con MILENIO.
Antes del derrumbe, ocurrido la noche del 3 de mayo, Remigio vendía pizzas por Periférico Oriente. Con su trabajo llevaba el sustento a su familia, ya que su pareja empezaba a atender un club de nutrición, pero su ingreso no era suficiente.
Aunque llegó al hospital el 3 de junio, lo operaron siete días después, porque “no había el material para la intervención”, pero se mantenía en observación para evitar infecciones. A los 20 días le retiraron los vendajes y al mes empezó a apoyar su pie, para tratar de caminar.
“Ahora ando con mis rehabilitaciones, me dieron 10 días, estoy con muletas; voy a una clínica que está por Tlalpan. Si necesito muletas o sillas de ruedas el gobierno de la Ciudad de México me apoya. Además, me dieron unas tarjetas para becar a mis hijas de 5 y 3 años, donde me dan mensualmente 2 mil pesos, supuestamente hasta que cumplan 18 años. Sobre los apoyos económicos del seguro, me dieron primero uno de 10 mil pesos cuando estaba en el hospital y después 30 mil cuando ya estaba en casa recuperándome”, aseveró.
Aún aguarda un proceso largo para recuperarse totalmente, pero dijo que espera volver a trabajar dentro de cinco meses. Además, externó sentirse en paz, al ser uno de los sobrevivientes del convoy que quedó colgado a inicios de mayo.
ROA