La vida es un juego de mesa y hay que saber jugarlo porque una mala estrategia podría tener consecuencias graves, una de ellas es terminar en prisión; esa es la filosofía que Víctor Manuel Córdoba ha llevado a reclusos de los 15 centros penitenciarios que hay en la Ciudad de México durante 26 años.
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"Siempre les digo: 'la vida es un juego de mesa y sospecho que ustedes hicieron una mala estrategia, se dejaron llevar por su ímpetu'; en esta vida se pierde o se gana y por medio de la terapia del juego los enseña uno a asimilar una derrota.
Cuando pierden porque se arriesgaron les digo: 'se fueron al todo o nada' y responden, 'por eso estamos aquí", narra entre risas.
Impulsado por su genio creativo, Córdoba Sánchez decidió en 1992 dejar su trabajo en la empresa de paquetería Pullman de Morelos y dedicarse a inventar juegos; a la fecha ha creado más de 60.
Víctor Manuel lleva sus juegos a los centros de reclusión para dar ludoterapia a los internos; un método de relajación y diversión que sólo necesita dados, un tablero, fichas y tiempo, que los reclusos tienen de sobra.
"Es perfecto para desarrollar habilidades y pasar tu tiempo en actividades sanas en compañía de personas, además ayudan si tramitas una salida anticipada, es más fácil que sea aprobada, y también para crecer habilidades sociales", dice Ulises, interno del reclusorio Norte y delegado del área de actividades culturales.
Tope de Gato, Ajedrez con Dados, El Comesolo, El Desafío de la Pirámide, Futbol Americano, entre otros 20 juegos, llenan la entrada del auditorio del reclusorio Norte de murmullos, sonidos de fichas y dados golpeando los tableros y, sobre todo, de diversión, todos los días de las 10:00 a las 15:00 horas.
De acuerdo con datos del penal, las actividades culturales, que incluyen la zona de juegos de mesa, impacta a alrededor de 20 o 30 por ciento de la población total, que es de 7 mil 280 internos; es decir, más de mil 500 reclusos participan en las actividades diariamente.
El Tope de Gato es su creación más famosa, es un juego que mezcla el azar con el ya conocido gato e inventó un sistema de colores que se aplican para todos sus juegos.
El tablero de Tope de Gato tiene tres líneas verticales en las que hay que colocar fichas negras, verdes, amarillas, rojas y azules para juntar tres en línea del mismo color para hacer un gato, pero no se puede colocar cualquiera, sino que la suma de dos dados te dirá cuál es la ficha que debes jugar.
Si los dados te dan un 2 o un 12, deberás colocar una ficha negra, si es 3 u 11, será una amarilla; si es 4 o 10, una verde; un 6 o un 9 significan una blanca, 6 u 8 será una roja y si sale un 7, deberás colocar una ficha azul; la regla fue llamada Sistema Córdova por los reclusos y se utiliza para todos sus juegos de mesa.
"El juego es tan famoso que ya me conocen como el señor Tope de Gato, ojalá le hubiera puesto Batman o Superman", dice entre risas.
El señor Tope de Gato también lleva sus juegos al Centro de Sanciones Administrativas, mejor conocido como El Torito, donde ayuda a los sancionados a hacer más ligera su estadía.
"Este tipo de cosas te ayudan a distraerte y relajarte, los consumidores tenemos problemas y nuestra distracción son otras cosas, pero está bien que mejor sea en un juego de mesa a ocuparlo en tonterías", dice Jordi, sancionado en el Torito, mientras mira el reloj, pues le falta sólo una hora para cumplir la sanción de 13 que le fue impuesta por consumir estupefacientes en la vía pública.
Encontrar inspiración para crear un sistema y más de 60 juegos de mesa parece algo difícil, por eso Víctor Manuel es "aconsejado por su almohada" mientras trata de conciliar el sueño.
Además, los internos lo apoyan, pues él lleva sus planos a los centros penitenciarios para que los reclusos hagan los tableros con madera y pintura que les dan en el penal.
Pese a que dar ludoterapia lo hace feliz porque "le pagan por jugar", el autoproclamado mejor inventor de juegos de mesa del mundo espera un día crear su propia empresa para distribuir sus creaciones, pues hasta ahora, ha vendido los derechos de algunos de sus juegos porque no le queda otra opción.
"En México no se puede vivir inventando juegos de mesa, no hay una ley de derechos de autor que te proteja, las empresas te pagan los derechos y te dicen olvídate de tu juego, estoy esperando a que un empresario le guste la idea e iniciar la empresa", acusa.
Sin embargo, hasta que pueda cumplir su meta o que una empresa lo haga socio y le pague regalías por sus inventos, él seguirá llevando diversión a los internos de los 15 centros de reclusión de la capital, siempre con la misma alegría que sintió el primer día.
"El primer día que llegué a un reclusorio fue bonito, ellos se acercaron y vi al hombre, no al delito, uno se pregunta ¿cómo este tipo pudo haber cometido un delito si es un niño?, es un niño grandote preso", señala mientras tira dos dados a un tablero.
RLO