En el cuadro del Día Mundial de la Cruz Roja, este 8 de mayo, enfermeras y paramédicos platicaron sobre su labor dentro de la institución, pero sobre todo uno de los retos más difíciles a los que se enfrentan con frecuencia: atender a la niñez; principalmente cuando se trata de muertes por violencia intrafamiliar o accidentes.
Patricia López es jefa de enfermeras de la Cruz Roja Mexicana de León, a la institución entró desde el 2009 y aunque ha tenido un recorrido gratificante y de crecimiento, nunca se le va a olvidar el día que atendió a un niño de dos años que llegó en brazos de sus padres muerto ya que lo habían asesinado a golpes.
Mencionó que fue hace seis años cuando dio con este caso que le dejó mucha impotencia por no poder ayudar a una personita inocente, ya que no estaba en sus manos.
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“Llegó un niño con sus papás, lo traía la mamá supuestamente que venía dormido, pero el niño ya venía muerto, lo pasamos, lo revisamos y el niño venía muy lastimado, muy lesionado, al momento de la exploración por parte del peritaje que se le realizó al niño, pues traía muchas fracturas el niño, ya antiguas, traía quemaduras de cigarro, los papás eran personas que se drogaban, la mamá en su momento no dimensionaba ni siquiera lo que le había ocurrido al niño”, enfatizó.
Platicó que la mamá pensaba que la última golpiza propinada al menor iba a ser igual que las demás y que iba a despertar, pero en esa ocasión el niño ya no soportó más porque traía varios golpes rezagados.
La enfermera señaló que, a pesar de todo, el trabajo tiene que continuar, pues los pacientes siguen por lo que busca la manera de que esto no le afecte en lo emocional.
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Andrés Iván González Lara un día es bombero y otro paramédico de la Cruz Roja, tiene 29 años de edad y un año ocho meses en la última institución y coincidió con sus compañeros de que la parte más difícil del servicio es la atención a los niños y niñas.
Trae la vena para apoyar a la gente y eso es lo que le ha ayudado, ya que primero su abuelo fue capitán de bomberos, luego su papá y sus tíos le siguieron en el servicio hasta que él hace nueve años entró a dicha institución y ahora más reciente a la Cruz Roja.
“Creo que el que más recuerdo fue el de una niña que tenía escasos cuatro años, la niña por accidente había caído a un bote con agua, hablaron a la ambulancia y desafortunadamente cuando llegamos con ella ya estaba en paro, ya no tenía signos vitales”, comentó.
Enfatizó en que hace poco le tocó atender a una mujer que fue atacada a balazos, pero estaba embarazada, eso lo hizo ponerse rápidamente en los zapatos de su esposa, pues también están en gestación por lo que la situación fue difícil.
Daniel Núñez también es paramédico, tiene 20 años de edad y dos en el servicio, y es de las nuevas generaciones de la institución, está ahí porque le gusta ayudar a la gente y tiene sus objetivos muy claros: ser médico cirujano.
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Dijo que es una gran responsabilidad el tema de los cuidados a las demás personas por lo que piensa seguirse preparando para poderle brindar un mejor servicio y poder salvar la salud de los pacientes.
Daniel es prehospitalario y coincidió en que la parte más delicada es el cuidado de los niños, aunque no le gusta hablar de muchos de sus pacientes.
Los tres dijeron estar contentos con lo que están realizando y formar parte de una de las instituciones más importantes del mundo del sector salud como lo es la Cruz Roja Mexicana.