Antes de la pandemia, Mónica Janeth solía tener buenas calificaciones, todo cambió cuando le dijeron que tenía que estudiar a distancia y enviar las tareas y trabajos por WhatsApp y al no contar con un teléfono inteligente que le permitiera seguir con su educación se puso a trabajar, actualmente pide un dispositivo prestado y recarga 20 pesos diarios.
A pesar de que ha hecho el esfuerzo para poder conseguir un teléfono, considera que es mejor tener un celular propio para seguir estudiando y pide ayuda a la ciudadanía para conseguir uno aunque sea “viejito”.
"La maestra me dijo que si no me aplicaba me iba a dar de baja, por eso pido ayuda para ver si me quieren dar un teléfono. Trabajo para sacar para la recarga y ponerle saldo al teléfono de mis hermanas. Si me pudieran ayudar con un teléfono aunque sea viejito, no lo quiero nuevo", solicitó la menor.
Hace mandados, recolecta botellas de plástico, ayuda a limpiar la casa de su tía, además de elaborar morelianas, así es como se gana al día a 50 pesos y todo lo hace por no abandonar la escuela.
"Ha sido pesado, como no me quieren prestar el teléfono y ya todo se tiene que mandar por teléfono".
"Paloma" como la llaman de cariño, es la más chica de 6 hermanos y la única que vive con sus papás, esta próxima a cumplir 13 años, con lo poquito que gana, destina una cantidad a las recargas telefónicas y el resto se los da a su mamá, la situación es preocupante, donde viven en un cuarto se acomodan los tres, debido a que las lluvias han hecho de las suyas en la vivienda ubicada en la Colonia Rivera del Carmen.
"Quiero ser doctora, para salvar vidas, curar a mi papá. Se cayó de una segunda planta y luego lo aventó un coche y el ya quedó malo de su mano y ya no puede trabajar", platicó.