María eligió pasar su vejez en un asilo y lo disfruta al máximo

Comunidad

Doña Mary es una abuelita de 65 años y comparte momentos con otras 26 personas a las que apoya de acuerdo a sus posibilidades

María eligió pasar su vejez en un asilo y lo disfruta al máximo. Foto: Dany Béjar
Jannet Ruiz
León /

De arriba para abajo o como coloquialmente se le dice del "tingo al tango" es como vive a sus 65 años de edad María, una abuelita que eligió pasar el resto de su vida en una casa hogar donde comparte amistad con otras 26 personas y en este día del abuelo recuerda lo maravilloso de estar libre a su manera y aún con mucha energía.

"Tengo 10 nietos, 3 hijas y un hijo y yo cuando iba al doctor cada mes, le decía que yo quería irme a un asilo, que me dijera si me iban a operar de mis pies. El doctor decía que en un asilo iba a estar mejor que en mi casa y no creas, salí más a fuerzas que de ganas de la casa de mi hija, para venirme para acá", platicó doña Mary.

Desde hace seis meses dejó de vivir con su hija, en la casa hogar disfruta despertar desde las 7 de la mañana, ayudar a sus compañeros mayores a ella a peinarse, pasearlos, apoyando al personal del lugar.

Desde que inició la pandemia no ha podido ver a su familia, pero gracias a la tecnología es como mantiene comunicación con ellos.

"El miércoles le dije a mi hija que el viernes nos iban a hacer el festejo, me dijo vas a estar bien pachangona mamá. Yo disfruto los momentos y desde que amanece disfruto a mis personas, a mi familia, a mis compañeros. Yo ando del tingo al tango, tanto aquí con todos como allá con mis nietos, yo con mis nietos también soy la más feliz", platicó

Mary vive al límite a pesar de ser diabética e hipertensa, hasta el momento ni ella, mucho menos algún compañero del asilo ha presentado algún síntoma correspondiente a covid-19, todos se encuentran en cuarentena, no salen, porque saben que es por protección de ellos.

"Vienen me dejan mis medicinas, mis cosas y todo, pero ellas aquí en la puerta, por lo mismo, porque dicen que no puedo salir. Un día vinieron y me iba acercar y me dijo una de mis hijas, la más chica y me dice, obedece mamá te dicen que no debes de acercarte con nosotros", comentó.

En un año atípico en el que están acostumbrados a los abrazos y muestras de cariño, debido a la pandemia, no queda más que sonreír, y agradecer por estar sanos.

"Les deseo mucho amor, cariño y apapachos se los deseo con el alma. Que no se pongan tristes porque la vida es tan bonita, tan preciosa y disfrutar lo que Dios nos da", finalizó.

LAS MÁS VISTAS