En el barrio del Coecillo, corazón de uno de los oficios con más impacto en la ciudad, como el del zapatero, la noticia de que se mantendrán los aranceles ha regresado la esperanza. Sin embargo su realidad es que este año se ha convertido en el peor de la época por las pocas ventas.
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Nasario Suárez Manzano tiene más medio siglo vendiendo zapatos, un oficio que se ha convertido en herencia para sus hijos y que espera que siga manteniendo a su familia por varios años más en su local ubicado en el Mercado San Crispín, don Nasario platica como han cambiado las cosas en lo que antes era una de las zonas con mayor movimiento económico.
“Eso de lo ilegal siempre ha existido todas las aduanas que tenemos aquí entran llenísimos de mercancía china entonces eso se va a acabar cuando se termine la corrupción pero eso no se va a acabar nunca porque nosotros la provocamos, que si se puede remediar un poco dejando de entrar tanto zapato extranjero que acá inundan hasta en un 70% con su mercancía”, comentó.
Según productores de calzado, vendedores, y trabajadores en general se estima que sean más de cuatro hectáreas las que conformen la zona piel ubicada en el barrio del Coecillo y que existan más de 10 mil locales entre zapaterías, tiendas de materiales y las “picas” como se les conoce a los talleres caseros y más pequeños de producción de calzado, estas últimas han ido cerrando poco a poco.
Lamentablemente pese a que existe un decreto y actualmente se ha anunciado que se mantendrá una medida arancelaria para evitar el ingreso de productos ilegales algunos comerciantes aseguran que las pérdidas han sido tales que incluso han tenido que ellos mismos vender los productos chinos.
“Pues algunos les han tenido que entrar todo también porque los consumidores han preferido, no todos, pero si algunos comprar barato en lugar de calidad y pues nosotros tenemos que llevar sustento a nuestra casa”, comentó Roberto, empleado de una zapatería.
“Hace unos días entraron más de 5 millones de zapatos, yo lo escuche en la televisión lo vi en el periódico más de cinco millones de zapato taiwanes y eso afecta a la industria zapatera sobre todo a nosotros que somos los principales productores de calzado”, comentó Nasario Suárez Manzano.
En un recorrido realizado por la zona piel, se pudo constatar que algunas plazas lucen sin clientes pero sí con miles de zapatos elaborados por manos leonesas que esperan ser comprados, una situación que ha impactado directamente con los trabajadores.
“Ahorita todo este año hemos batallado más porque nuestras ventas se han bajado en un 20 un 25% hace un año o los años anteriores eran buenísimos pero este año ha sido el peor de todos porque ahorita los tiempos buenos ya comenzaron que es en septiembre y siguen estando solo esto, muy bajas las ventas”, comentó Carlos Ernesto, trabajador.