Cuenta la leyenda que… gran parte de los habitantes de Celaya se sabe la historia de una casa muy peculiar, la cual se ha hecho famosa porque en su interior ocurrió un crimen atroz que no ha logrado olvidarse ni con el paso de los años.
Reza la cultura popular que los niños son seres inocentes que, al morir, logran descansar gracias a su ausencia de pecados; sin embargo, si pierden la vida de manera trágica, no logran encontrar la paz y sus espíritus atormentan a todos los que se cruzan por su camino.
Esta es la historia de la ‘Casa Maldita de Francisco Juárez’; una vivienda ubicada en el municipio de Celaya, en el número 903 de la calle del mismo nombre, donde hace varios años vivía cómodamente una pareja en compañía de sus hijos, de entre los cuales destacaba una pequeña niña.
Los años pasaron y, cierto día, la tranquilidad les fue arrebatada cuando, al interior de su propio hogar, aquella pequeña fue asesinada de una manera terrible, y luego de este crimen atroz, su familia jamás pudo reponerse.
No obstante, la historia de terror continuó al interior de esa casa, pues, luego de ser deshabitada por sus propietarios, fue puesta a la venta en múltiples ocasiones, mismas en las que no corrió con suerte; hasta que un día alguien decidió habitarla sin saber lo que le esperaba.
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Esta persona era un señor cuya identidad se desconoce, el cual solicitó a los propietarios rentar la casa por algunos meses.
El hombre llegó tranquilamente a su nuevo hogar, pero solo bastaron algunos días para que comezara a creer que había tomado la decisión equivocada. Y es que, durante su corta estancia, más allá de sentir una vibra extraña, cada noche escuchaba como eran azotadas puertas y ventanas sin explicación alguna.
Jamás se imaginó que se trataba del fantasma de una niña, hasta que, luego de pocos días, dicho ser apareció frente a sus ojos, e incluso le gritaba constantemente y de manera agresiva que se fuera de la casa.
Por ese motivo y agradeciendo salir con vida, aquel hombre decidió huir de ese lugar tan solo un mes después, y aunque los dueños quedaron sorprendidos al inicio, con el paso del tiempo descubrieron que esto ocurría con todos aquellos que intentaban habitar ese lugar.
Como resultado, decidieron bendecirlo en varias ocasiones, pero, por alguna razón, esto fue completamente inútil, y hasta el día de hoy los celayenses pasan por ahí, admirando con terror cada día aquella vivienda que, pese a verse sola desde el exterior, en su interior alberga un fantasma al que nadie se puede acercar.
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