La Laguna Encantada; la leyenda de un paraíso perdido en el Atoyac

¿Un lugar de aguas cristalinas en medio de la ciudad? Una leyenda que poco se conoce y que advierte sobre el deterioro ecológico del río.

Aspecto de la cuenca Atoyac. (Andrés Lobato)
Puebla /

Las aguas del Río Atoyac bañan el extenso valle de Puebla-Tlaxcala. Sin duda, este río es un emblema para el estado y su rescate de los altos niveles de contaminación que actualmente presenta representa un gran reto para los poblanos.

De acuerdo a investigaciones realizadas por autoridades federales y estatales, en algunas zonas del Río Atoyac la contaminación es tan alta que se alza hasta mil 800 por ciento arriba de la norma.

Dentro de los principales causantes de contaminación del afluente se encuentran las ocasionadas por descargas de compañías textiles, alimenticias y químicas; así como por el crecimiento de la urbanización en el estado.


Ave en Río San Francisco, parte de la cuenca del Atoyac. (Andrés Lobato)

Leyenda de la Laguna Encantada del Atoyac

Una de las leyendas poblanas poco conocidas y que más llama la atención por su forma de advertir el deterioro ecológico del río es la de la “Laguna Encantada del Atoyac”, la cual es presentada en el libro Leyendas de Puebla (2004), escrito por Salvador Momox Pérez y Roberto Vélez de la Torre.

Esta leyenda se sitúa en el siglo XIX, cuando el Río Atoyac gozaba de vida y era un afluente de aguas limpias. La historia es protagonizada por un hombre llamado Basilio, quien un domingo como cualquier otro salió a pasear por las orillas del río junto a sus sobrinos.

En su caminata, los paseantes se adentraron a la zona sur de la ciudad de Puebla, en donde cerca del río vieron una especie de laguna que nunca antes habían visto. Se cuenta que el agua era distinta, presentaba bellos tonos de azul y coloridos peces de diversos tipos nadaban en su interior; todo un paraíso escondido.

Al notar que el agua no estaba profunda decidieron sumergirse y divertirse hasta que se percataron de algo extraño; los peces comenzaron a nadar de forma poco habitual y se agruparon hasta formar la palabra "AUXILIO".

Tras este evento, Basilio y sus sobrinos huyeron asustados del lugar para contar a sus familiares y amigos, quienes incrédulos decidieron acompañarlos para ver por si mismos la laguna y los peces. Sin embargo, luego de una larga búsqueda nunca volvieron a encontrar el lugar exacto donde nadaron aquella tarde.

Quienes cuentan esta leyenda, que ha pasado de generación en generación, al paso de los años creen que los peces advertían el deterioro ecológico del Río Atoyac; víctima de la contaminación del desarrollo industrial y urbano.

mpl

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