La Universidad Iberoamericana Puebla llamó a que se respeten los derechos de los activistas de la comunidad de Zacatepecque, quienes se manifiestan contra la posibilidad de que se construya infraestructura que permita la descarga de agua utilizada en el parque industrial Ciudad Textil, ubicado frente al Aeropuerto Internacional de Puebla, en Huejotzingo, a un colector de aguas domiciliarias del municipio de Juan C. Bonilla, ubicado junto al río Metlapanapa; y al mismo tiempo, a garantizar el cuidado del medio ambiente.
Valentina Campos Cabral, académica del Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente Xavier Gorostiaga (IIMA) de la Ibero Puebla, resaltó la importancia de que se privilegie una resolución pacífica a través del diálogo democrático.
“La resolución debe ser por la vía pacífica a través del diálogo, que se respeten los derechos humanos de los actores y, también, es legítima la preocupación por el medio ambiente. Este caso debe ser la oportunidad para iniciar un proceso en el que las autoridades y los diferentes tipos de actores, entre ellos, pobladores de las comunidades y empresarios, con el objetivo de que la situación del río mejore y en que se hagan bien las cosas. Se deberían encontrar causes a una preocupación compartida”, explicó.
Señaló que la resolución del conflicto que se presenta entre los integrantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra y el Agua Puebla-Morelos-Tlaxcala, así como del consejo Nacional Indígena, habitantes de la zona y empresarios del parque industrial Ciudad Textil, se fue complicando por diferentes factores.
“A la primera circunstancia se le fueron agregando diferentes conflictos y en el último momento se presentó la detención del activista Miguel López Vega. La resolución se fue complicando y ahora ya no solo es la situación de evitar las descargas al río Metlapanapa o la falta de información sobre la obra y los recursos. Ahora hay elementos de índole social que está causando sentimientos en la población que complican este proceso”, apuntó.
En entrevista, Campos Cabral, resaltó que la parte técnica requiere de un proceso más sencillo para alcanzar una solución; sin embargo, está un componente social que hace más complicada la situación.
“Hay una parte técnica que sería factible de realizar a partir de contar con toda la información sobre el estado real de la calidad del río, las características del agua que se pretende descargar, conocer el proyecto, revisar los permisos. Y ahora hay una parte social que requiere otro tipo de tratamiento”, comentó.
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