La tarde de este viernes personal de protección civil del municipio de Cuatitlán Izcalli, en colaboración con la procuraduría federal de Protección Ambiental (PROFEPA), acudieron a la laguna de la Piedad para realizar labores de ubicación y trazo de cuadrante donde se ubica el cocodrilo.
De acuerdo con autoridad, el reptil podría medir cerca de dos metros y es en la zona poniente del cuerpo de agua donde se encuentra.
Refieren que logaron observar al cocodrilo a orillas de la compuerta; incluso se apreció en el refrigerador donde sale a tomar el sol.
El cocodrilo del refri
De acuerdo con habitantes de la zona, cuando hay sol, es común ver al cocodrilo arriba del refrigerador, incluso lo han bautizado como el “cocodrilo del refri”.
Será el día lunes cuando las instancias federales y locales realicen las labores para sacarlo de la laguna, resguardarlo y lo trasladen a un área idónea para su esparcimiento.
¿Cuál es el hábitat de los cocodrilos?
Los cocodrilos, han sobrevivido a través de los milenios, son un grupo diverso que abarca 14 subespecies en la actualidad. Con una distribución global que incluye continentes como África, Asia, América y Oceanía, estos impresionantes animales semiacuáticos son emblemáticos de los climas tropicales.
Las diferencias entre las especies actuales y sus antiguos ancestros fósiles son mínimas, con una historia que se remonta aproximadamente 55 millones de años.
Llegan a medir 6 metros
Los ejemplares más grandes de cocodrilos pueden alcanzar longitudes de hasta 6 metros y pesar hasta 800 kg, siendo verdaderos colosos de la naturaleza. Su hábitat natural se encuentra en las zonas cálidas, donde ocupan principalmente las orillas de los ríos y, en algunos casos, las costas marinas.
Estos animales carnívoros son depredadores superiores en su ecosistema, ocupando el extremo de la cadena alimentaria; no tienen una preferencia específica por presas, y pueden atacar a una amplia variedad de animales, desde crustáceos y tortugas hasta grandes mamíferos como caballos. Sus poderosas mandíbulas les permiten romper incluso los caparazones más resistentes, lo que los convierte en cazadores formidables y temidos en su entorno natural.
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