Vocación y amor contra los obstáculos

Silvia Rueda es la encargada de un jardín de niños que solo tiene dos maestras, resalta la importancia de que se voltee a ver a la comunidad para programas educativos; trabaja 7 horas diarias y percibe 8 mil pesos mensuales

Maestra realiza diversas actividades, pero dice que vale la pena los sacrificios (Notimex).
Teresa Sánchez Vilches
Guadalajara /

El reto para Jalisco es que quienes hacen los programas educativos volteen a ver a su comunidad. Hay que mirar de cerca las necesidades tanto de la población como del magisterio, ver que somos una sociedad cambiante, no es lo mismo lo que se necesita ahorita que lo que se necesitaba hace 30 años. También hay que voltear a ver al maestro, quien muchas veces tiene una sobre carga porque no solo está al frente de los alumnos, sino que tiene responsabilidades administrativas y “multipuestos”, en el mismo horario de trabajo y por el mismo sueldo.

Así lo expresó la educadora Silvia Rueda, quien desde 2016 labora en el jardín de niños Ignacio Zaragoza, que pertenece a la zona federal 180, en Tlajomulco de Zúñiga.

En la colonia Gavilanes de este municipio hay un jardín de niños bidocente, es decir, solo tiene dos maestras. No hay dirección. No hay profesores de música ni de educación física. Tampoco hay personal de intendencia. Está catalogado como un preescolar de organización incompleta.

A este plantel asisten 50 niños, divididos en dos grupos: uno mixto en el que toman clases los de primero y segundo de kínder. En el otro están los niños de tercero.

Silvia Rueda es la encargada, no directora, de este plantel. Se graduó de la Normal de Educadoras de Guadalajara hace 26 años, los mismos que tiene de experiencia como docente. También hizo una especialidad de Trastornos Neuromotores. Tiene estudios en educación personalizada, educación musical e inteligencia emocional.

La mayor parte de su trayectoria la hizo en escuelas públicas. Trabajó en colegios privados varias veces, ha sido directora y ha estado al frente de infinidad de grupos de preescolar. Su experiencia es vasta y, en cualquiera de las condiciones que tenga que hacerlo, volvería a elegir esta profesión que ama: “Actualmente soy la directora, la maestra de primero y segundo y la maestra de inglés. Tanto mi compañera y, como yo, a nuestros grupos les damos educación física y lo que son cantos y juegos, ella tiene el club de artes, entonces ella es la maestra de tercero y es la maestra de artes”, contó en entrevista, a propósito de que hoy se celebra el Día del Maestro.

“Es necesario que haya escuelas dignas con personal completo para una educación digna, instalaciones y personal, en primera. Y dignificar la imagen del maestro. Dignificar el tiempo que uno trabaja y el impacto que nuestro trabajo tiene en la sociedad. Fomentar la calidad de vida del maestro. Los espacios de capacitación son pocos y los que hay pues le cuestan al maestro. De por sí su sueldo no es alto. Un maestro que es cabeza de familia, yo imagino que va preferir darle de comer a su familia que irse a un curso que le cueste 3 mil pesos al mes”, señaló la profesional de la educación.

Silvia trabaja alrededor de siete horas al día: cuatro en la escuela y otras tres en su casa. Si hay alguna actividad propia de la directora, ella asume esa responsabilidad y trabaja un poco más. Al mes, Silvia percibe un sueldo de 8 mil pesos.

La encargada de este kínder asegura que como es un preescolar pequeño los programas de gobierno casi no lo contemplan en sus presupuestos porque impactan a poca población: “Es un secreto a voces que todos los programas que implementan tienen que impactar a cierto número de población. Su filosofía es apoyar a las escuelas grandes porque impactan a más población. Los pequeños nos preguntamos ¿y nosotros qué? Somos pocos, tenemos poca capacidad de ingreso económico en las aportaciones voluntarias, entonces cómo vamos a crecer si los programas no se nos asignan y tampoco tenemos mucha capacidad económica”, recalcó.

Además, Silvia se tiene que preocupar por mantener cierto número de niños inscritos. No solo está expuesta a que no le envíen recursos, sino a que cierren el plantel. La respuesta que da el gobierno cuando pide recursos es que crezca su escuela: “Estoy trabajando en un ‘multipuesto’ y la respuesta es ‘crece tu jardín para que yo te pueda mandar recurso. Para que yo te pueda mandar una maestra más. Crece a seis grupos para que te pueda mandar un intendente. Crece a 150 niños o a 100 para que yo te pueda mandar una directora. Crece tu escuela’”.

Con todo, Silvia Rueda se ha dedicado a este oficio por amor. Le gusta estar en contacto con los niños, ayudarles, ser un medio para que ellos conozcan el mundo y ver cómo se sorprenden cada vez que aprenden o conocen algo nuevo, ver cómo se maravillan de las cosas que son capaces de hacer, cuando descubren, cuando analizan.

Un contra de su trabajo, señala, es el estado en que se encuentra la sociedad: “Nuestra labor como maestros llega a un punto en el que no puedes hacer más. No puedes inmiscuirte en el seno familiar. No puedes ir más allá de lo que es la escuela y lo que puedas aportar a los papás. En pláticas para padres en reuniones, en trabajo con sus hijos. No puedes ir más allá. Eso es lo que tiene un en contra. Muchas veces el desprestigio de nuestro trabajo que no es apreciado, no es valioso para muchas personas. Los comentarios que hacen los maestros o las actividades que hacemos las maestras no solamente son para que impacten en el chiquito, sino también en su ámbito familiar y muchas veces los papás por sus mismos problemas o por sus mismas situaciones pues no lo ven así”.

Y además

En el 2015 había en Jalisco 116 mil trabajadores de la educación. De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), al cuarto trimestre del 2015, había en Jalisco 3 millones 556 mil 156 personas de 15 años y más ocupadas, de las cuales, el 3.3 por ciento, es decir, un monto de 116 mil 302 declararon ser trabajadores de la educación. De esa cantidad, un 39.3 por ciento (45,694) eran hombres y 60.7 por ciento (70,608) mujeres.


Al analizar por grupos de edad, destaca que de cada 100 de esos trabajadores de la educación, aproximadamente 16 eran jóvenes de entre 15 y 29 años, 79 eran adultos de 30 a 59 años, y sólo 5 tenían 60 años o más. Conforme a las cifras de la Secretaría de Educación Pública (SEP), en el ciclo escolar 2013-2014 había en Jalisco 126 mil 443 docentes registrados en el Sistema Educativo. De ellos, un 73.3 por ciento (92,709) laboraban en instituciones de sostenimiento público y 26.7 por ciento (33,734) en el privado. En lo que se refiere al nivel educativo, 14 mil 660 (11.6 por ciento) docentes trabajaban en preescolar, 34 mil 799 (27.5 por ciento) en primaria, 26 mil 638 (21.1 por ciento) en secundaria, 24 mil 328 (19.2 por ciento) en media superior, 20 mil 349 (16.1 por ciento) en educación superior y 5 mil 669 (4.5 por ciento) en capacitación para el trabajo.


SRN

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