Felipe Muñoz Díaz, arqueólogo de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), propuso la creación de un corredor turístico-cultural en los municipios de Coacalco, Tultitlán, Ecatepec y Tecámac, en donde la presencia de restos fósiles de mamuts son el principal atractivo para los interesados en conocer las especies que habitaron hace miles de años esta región del Valle de México, así como el esfuerzo que los habitantes han hecho para preservar y exhibir los restos de estos animales prehistóricos.
El arqueólogo celebró que donde se construye el nuevo aeropuerto “Felipe Ángeles” en Santa Lucía, Tecámac, habrá un museo debido a la gran cantidad de huesos que se hallaron.
Destacó que el mamut de Coacalco es un referente, “es el más popular y fue hallado en la unidad habitacional Potrero La Laguna; marca un antes y un después para las personas de esta zona, porque cuando trabajamos en Tultepec mucha gente llegaba y nos hablaba del mamut de la Magdalena en Coacalco”.
Resaltó que los restos de Coacalco, que es defendido y valorado por su colega René López Quezada, que también es el encargado del mamut en el Museo Paleontológico, ubicado en el poblado de la Magdalena Huizachitla, fue el primero que se restauró a partir de asesorías con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Además, recordó que René López se encargó de llevar el primer proceso de conservación que no se fue mayor a 15 años, “paradójicamente no se le ha dado mucha difusión, pero valdría la pena realizar un proyecto integral como en la zona de Tultepec por el impacto social que representa”.
Mencionó que con las evidencias que hay en Tultepec y en Santa Lucía, Tecámac, es necesario que se haga una ruta turística en toda esta región para que los habitantes del Estado de México y de otras entidades, conozcan cuántos restos de mamut existen en estos municipios.
Precisó que también hay otro mamut en la unidad habitacional San Pablo de las Salinas, en Tultitlán y en Ecatepec, por lo que las evidencias son muchas.
“Esto nos da mucha referencia, de que nuestra región, nuestros municipios son muy importantes para el periodo de la prehistoria a raíz de la evidencias encontradas. Se pensaba que no era tan relevante, pero ahora parecería que va a dar muy buenos datos para poder reinterpretar cómo era la vida en el pasado en la región en la que vivimos coacalquenses, tultepenses, tultitlenses y tecamaquenses”.
Sobre el ejemplar en Tultitlán, especificó que fue hallado en un predio de uno de los habitantes, quien lo notificó al INAH, cuyos especialistas efectuaron el trabajo de rescate de los fósiles que ahora se exhiben en la delegación de esa comunidad.
Expuso que el sitio donde ahora se encuentra el mamut se remodeló, “había una primaria y en uno de los salones se encuentra en exhibición. Tuvimos la fortuna de trabajar en la restauración al igual que en el del magnífico hallazgo de Tultepec, y fue en esencia un proyecto comunitario, hay una junta vecinal que tiene la custodia de estos huesos y ellos nos invitaron para trabajar en su conservación”.
Reiteró que la idea es empezar a trabajar en esos puntos de referencia para que haya diferentes focos o lugares a los que la gente pueda asistir y ver cuál es la historia de cada uno de estos restos, y tener visión de cómo era la vida, cómo era el aprovechamiento de estos grandes mamíferos que, al parecer, han tomado bastante relevancia en esta zona.
Puntualizó que toda esta región se ubica en lo que fueron los márgenes del Lago de Xaltocan, muy cerca del Lago de Texcoco que estuvo compuesto de ciénegas, lagunetas, de cuerpos de agua de poca profundidad que fueron la zona ideal para que especies como los mamuts se entramparan fácilmente por la tierra de este lugar.
Explicó que la matriz arqueológica está compuesta de un sedimento que se conoce como bentonita y que es muy plástico, “fácilmente nos hundimos, si pensamos en el peso de estos grandes animales, de entre cinco y siete toneladas y otros con más de 10 toneladas, “era fácil que se entramparan y eso facilitó la supervivencia de los grupos que pudieron haber vivido en la ladera de la loma de Tultepec, en la Sierra de Guadalupe”.
“Todo esto fue lo que proporcionó el entorno ideal para establecer campamentos para grupos de cazadores recolectores. Todo el sistema de lagos de agua salada, que permitió que la carne se conservara mucho mejor, seguramente en espacios determinados para ese tipo de actividades”.
Aunque no hay presencia de material lítico de puntas de proyectil, de pedernal, de siles, de obsidiana, señaló, sí hay huesos desgastados en esta región y se puede hablar de una industria de hueso que ha sido comentada desde los autores clásicos de la prehistoria en México.
Destacó que todo este cúmulo de información importante se había perdido del mapa, “porque no nos habíamos dado a la tarea de recuperar el material, de restaurarlo y después analizarlo; a raíz de la restauración tuvimos huesos de más rebajados, con ciertas áreas desgastadas, lo nos llevó a pensar que en esta zona se utilizaron los huesos de los mamuts como herramientas, que es otro dato relevante”.
En toda esta zona, explicó, la conservación del material es ideal, pues los huesos de mamut son más densos y quedaron por debajo del nivel del lago.
Manifestó que también en Tultepec tuvieron la oportunidad de registrar huesos de camello y de aves, mientras que en Tlalnepantla se han encontrado huesos de tigre de dientes de sable, de osos, pero insistió en que lo que se conserva más son los huesos de mamut, “se quedan en el lodo con temperatura ideal y condiciones de estabilidad”.
En esta zona, destacó, había muchos animales, manadas completas, por la gran cantidad de follaje y el contexto lacustre que les proporcionaba mucho alimento para familias de mamuts, “no se puede descartar que en diferentes momentos se puedan encontrar otros contextos”.
El impulso ciudadano fue fundamental
El arqueólogo Felipe Muñoz Díaz aseveró que en el caso de los hallazgos en Tultepec, el impulso de la comunidad fue muy importante por el deseo que tenían de conocer las osamentas o los huesos de un mamut.
“La comunidad no permitió que se saquearan y empujaron este proyecto, claro con el apoyo del gobierno municipal, encargado de absorber los gastos, la planeación y disposición al trabajo y el resultado fue el museo o la primer sala de exposición en esta zona, que tuvo un impacto de más de 10 mil personas en su momento, por lo que decidimos implementar visitas guiadas y talleres culturales porque siempre el deseo de conocer y la capacidad de asombro está en la sociedad mexicana”.
Señaló que lo único que hace falta es sumar esfuerzos entre autoridades, comunidades y especialistas para llevar a buen puerto estos proyectos porque son temas de interés para la gente.
Santa Lucía
Sostuvo que uno de los yacimientos más importantes de la República Mexicana es el de Santa Lucía en Tecámac, por lo que el proyecto encaminado a satisfacer los intereses de conectividad como el aeropuerto, le da una gran trascendencia porque va acompañado de esta carga cultural que distingue a México a nivel mundial.
Por lo que reiteró que dar difusión a los restos de mamut que ya están en Coacalco, y Tultitlán, así como traer de regreso el de Ecatepec, que también es un referente, es primordial para que los interesados en conocerlos se vayan comprometiendo con la etapa histórica y no se sientan tan alejados del yacimiento más importante que es el de Tecámac.
“Hay que entender que estos pequeños trabajos y datos son la punta de lanza para poder interpretar mejor lo que se está encontrando en el nuevo aeropuerto de Santa Lucía, porque a final de cuentas impacta en la calidad de vida de todos nosotros, porque es un orgullo habitar en una región en donde hay un momento histórico importante aconteciendo y que nos reencuentra con esa historia cultural”.
Señaló que hay que tomar esa inercia, para que la región pueda exponer el material que tiene e involucrar a quienes han trabajado en esto, y fortalecer el patrimonio cultural que hay en toda esta zona del Valle de México, concluyó.
MMCF