Una tonada que resuena en marimba da la bienvenida a miles de visitantes al panteón municipal de Pachuca. Es viernes 2 de noviembre y cientos de familias acuden a los recintos de descanso de sus difuntos. Es Día de Muertos y los mexicanos –tanto presentes como ausentes- saben que es un día de fiesta.
Mientras los visitantes caminan por las diferentes veredas del recinto de descanso de cientos de pachuqueños, las tumbas parecen ansiosas por recibir a sus familiares, quienes año con año acuden a esta celebración para recordar a los que se adelantaron en el camino a la otra vida y que con gusto y una buena cerveza llegan para convivir con ellos en estos días.
Al adentrase aún más en el recorrido entre las tumbas de este recinto santo, los sonidos de música se perciben con más intensidad, se vive la fiesta al interior de este panteón. Las familias mantienen la esperanza de que sus difuntos aún los perciben y saben de sus actividades en vida.
Trompetas, tambores, guitarras y un sinfín de instrumentos, generan melodías que recorren todo el panteón municipal, reflejo que está de fiesta. Canciones para los ausentes porque en vida disfrutaron de estas notas musicales que brindaron ritmo para más de un baile en familia o en pareja.
"Ya no están con nosotros, se nos adelantaron, pero nosotros los llevamos todos los días en los recuerdos, estamos con ellos estos días porque ellos siguen con nosotros siempre y los celebramos como ellos merecen con lo que les gustaba en vida: la música, la comida, la bebida; porque muchas veces los olvidamos durante el año, pero al menos en estos días de fiesta que sepan que no están solos", dijo uno de los familiares mientras celebraba a sus seres queridos.
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En estas fechas el recinto santo cobra vida nuevamente, está de fiesta y no hay detalle que sea pequeño para recordar y conmemorar a los ausentes, pues las tumbas relucen con flores frescas que los familiares llegan a colocar para mostrar su cariño; algunos más no escatiman en gastos y montan toda una celebración familiar ante sus difuntos, "si los celebramos en vida que también los celebramos en la muerte", dice un joven mientras levanta una cerveza en honor a su padre ausente.
A pesar de esta fiesta en gran parte de las tumbas de todo este recinto, existen muchas más que son olvidadas. "También hay quienes prefieren simplemente aprovechar el puente de esta fecha para salir de la ciudad y visitar otros lugares, por eso se ve más vacío y hay muchas tumbas sin atender", manifestó uno de los trabajadores del panteón municipal.
Sin importar la lluvia, el pesado tráfico, en algunas ocasiones los precios elevados de las flores y productos para adornar las tumbas, aún existen muchos pachuqueños que asisten a visitar las tumbas de sus familiares para celebrar a la muerte como lo dicta la tradición mexicana.
Un huapango despide a los ausentes y mantiene vivo el recuerdo de los que se adelantaron a la otra vida, sus notas parecen resonar por todo el panteón hasta llegar a la salida, donde se disipan y se mueven por toda la Bella Airosa recordando que el Día de Muertos siempre será una celebración.
"Yo no quiero llantos, yo no quiero penas, yo no quiero nada; lo único que quiero es que haya en mi velorio una serenata en la madrugada", resuena la melodía.