El reclutamiento de niños, niñas y adolescentes por el crimen organizado es una realidad en México. De acuerdo con la organización Reinserta, la deserción escolar, la pobreza, familias criminógenas y la normalización de la violencia son factores que incentivan que un menor de edad sea cooptado por los grupos criminales.
Hoy muchos de ellos están sentenciados por crímenes que los obligaron a cometer. Toño (como prefiere ser nombrado para resguardar su identidad) es uno de ellos. A los 15 años inició su vida delictiva al integrarse a un grupo del crimen organizado, se unió por necesidad, pues su papá estaba enfermo de cáncer y su mamá tenía problemas de la vista.
“Lo que a mí se dificultó fue la enfermedad de mis papás porque mi papá ya tiene rato que tiene cáncer mi mamá tiene problemas de la vista. A mi edad yo no podía hacer nada. Ese es el riesgo más que nada más que nada en los chavos en el narcotráfico, en los cárteles que entran por necesidad y no por gusto”, contó Toño.
La desesperación de no poder salir de las filas de dicho grupo llevó a Toño a tener intentos de suicidio, pero, al nacer su hija, su proyecto de vida dio un giro. Hoy se encuentra en reclusión en el Estado de México con el sueño de algún día ser cantante de rap.
Reinserta decidió transformar las sentencias de menores como Toño, con algo más poderoso que la violencia, sus ilusiones. A través de #SentenciaLibertad, un proyecto de la organización en alianza con Humano y Mercarte, una exposición de arte en la cárcel de menores donde las niñas, niños y adolescentes dibujaron sus sueños y de la mano de seis artistas los convirtieron en obras de arte.
En entrevista para MILENIO, la cofundadora de Reinserta, Saskia Niño de Rivera, señaló que convertir las sentencias en arte fue catártico para la organización, pues generó esperanza de que la mayoría de los niños, niñas y adolescentes que se encuentran internados en algún centro de reinserción social, al ser reclutados por la delincuencia organizada, continúen con un proyecto de vida positivo.
Para los menores ver sus ilusiones y testimonios plasmados a través de formas, líneas, colores e imágenes fue un impulso para no persistir en cumplir sus sueños, tal es el caso de Chanclas (como prefiere ser nombrado para resguardar su identidad), quien sueña con tener un restaurante.
“Mi sueño es tener un restaurante, pero realmente mi verdadero sueño es ser chef, ser el cocinero de ese restaurante le puse ese nombre porque fue en honor de un familiar que perdí y vaya no tuve la oportunidad de quererlo como realmente quise pero es una persona que a pesar de que estaba lejos siempre me apoyó me vio en situaciones malas”, platicó Chanclas.
Burro sueña con ser ranchero, tener varios caballos y vivir en un lugar lejano; Rata quiere tener un taller mecánico; Chicarcas fantasea con ser futbolista y jugar una final en el Estadio Azteca; Rana aspira a ser un fabricante de máscaras para luchadores; Capi imagina que conoce el amor y se vuelve capitán. Otros menores, como El Loco, La Pulga y Bruja anhelan tener una casa y familia.
“Para mí fue maravilloso porque, pues, no podría creer que con un dibujo común y cualquiera podría ser una figura espectacular, espero tener mi sueño que yo quiero”, dijo El Loco.
“De un simple dibujo se hizo otra cosa mejor, sí está padre, saliendo de aquí a ver si se me cumple mi sueño”, relató Capi.
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Mientras que para Marco González, uno de los artistas que participó en este proyecto, crear estas obras a partir de las sentencias de los menores no sólo significó reescribir su historia, sino que estableció una conexión con ellos.
“Cuando me llego el expediente de este chico. lo leí, leí el por qué está aquí, leí cuáles son sus sueños, pues todo. Al final del día, fue muy difícil para mí poder representar eso en el momento que lo empecé a hacer. Vi el dibujo, me lo mandaron, vi el dibujo y ahí decidí no tener que reinterpretar eso, sino que complementarlo. Siento que yo conozco mucho de él, él no tanto de mí, pero creo que la conexión que hicimos con la pieza fue muy fuerte”, explicó Marco.
La exposición fue inaugurada en uno de los dormitorios del Centro de Internamiento para menores "Quinta del Bosque", en el Estado de México. Esta colección busca visibilizar la vulnerabilidad de miles de menores a quienes la delincuencia organizada les quitó la inocencia. Además, será subastada para recaudar fondos y poder seguir transformando vidas marcadas por la violencia.
“Desafortunadamente, en México los temas que no son políticamente rentables son olvidados y son silenciados y este tema es muy duro entonces creo que tenemos que fortalecer nuestras instituciones de apoyo infantil tenemos que generar muchos más proyectos de alto impacto para aquellos que están en situaciones de mucho más marginación”, finalizó Saskia Niño de Rivera.
EHR