A partir de la crisis de covid-19, muchas alternativas han surgido como opción de sustentabilidad para garantizar la movilidad urbana, en ese contexto, el especialista mexicano Rodrigo Madariaga Barrilado, apunta a la micromovilidad global como la opción más confiable y efectiva para las necesidades del futuro.
“La movilidad sostenible es uno de los principales mercados que presenta oportunidades de desarrollo para la denominada era post-covid, ya que cubriría las nuevas necesidades generadas entre las distintas sociedades. Es en ese sentido que la micromovilidad figura no solo como un método de transporte innovador, también resultaría asequible y seguro como parte de la nueva normalidad”, indica el especialista en temas de movilidad sustentable.
Rodrigo Madariaga precisa que mientras diversos análisis indican que hasta 2020 el mercado global de la micro movilidad contaba con una flota de 20.5 millones de vehículos, la proyección para el 2025 es que a nivel global supere los 31 millones, siendo las bicicletas y monopatines los medios de transporte más demandados.
“Si bien se trata de una nueva forma de movilidad, ésta ha logrado cobrar relevancia y presentarse como una de las más disruptivas de la industria del transporte, principalmente por el aporte, desarrollo e incursión de la tecnología en la adaptación de las ciudades”, explica.
En ese sentido, Rodrigo Madariaga Barrilado profundiza en que la micromovilidad es una de las soluciones del presente, con mayor potencial de desarrollo hacia el futuro, a partir del interés y trabajo hecho en torno a facilitar su integración con las actividades y la vida cotidiana, así como por estar alineada a los objetivos de desarrollo sostenible trazados por la ONU.
“Cada vez es más frecuente que veamos el desarrollo de soluciones en cuanto a infraestructura se refiere, la creación de estaciones de carga con energía solar, sensores inteligentes e incluso, hardware y software de alta gama que incluyen áreas de cartografía, navegación y seguridad. Por lo que la industria crecería para beneficio de la sociedad e instituciones u organizaciones públicas y privadas”, adelanta el experto.
Asimismo, sugiere que de lograrse el objetivo de implementar la micromovilidad como una parte inteligente de la vida diaria, naturalmente sería integrada en el transporte público, que por un lado beneficiaría altamente a la población, mientras que lograría reducirse el impacto que tiene el transporte público en el medio ambiente con las emisiones de CO2.
Micromovilidad, un reto para la región de América Latina
Rodrigo Madariaga Barrilado precisa que si bien esta forma de movilidad es un modelo exitoso en las principales ciudades de Europa o Asia, sería un reto importante para la región de América Latina lograr su implementación y adopción.
Entre los principales obstáculos que ve el especialista, se encuentran los altos costos de inversión inicial que representaría dotar a urbes como la Ciudad de México, en donde hay poco más de 8 millones de habitantes, con bicicletas, patines o monopatines que cumplan con todos los requisitos de sustentabilidad.
Otros aspectos importantes que enlista como primordiales a considerar, son la infraestructura actual que se tiene en las ciudades latinoamericanas, las necesidades específicas de sus habitantes, como utilizar estos vehículos para transportar las compras o hacer traslados junto con los niños, los costos operativos de mantenimiento, así como la regulación y normativas viales que habrían de modificarse o crearse para garantizar una integración efectiva de la micromovilidad con las urbes.