De la partida a heridas familiares: la travesía de Filiberto a EU y el camino de migrantes indígenas

Se estima que aproximadamente hay más de 50 mil indígenas sin documentos regularizados que radican en los Estados Unidos.

La familia de María antes de que su esposo migrara a los Estados Unidos. (Especial)
Miguel Fernando Valle
Ciudad de México /

"Él se fue a las 04:00 horas. Le dije que yo iba a pensar que él se iba al pueblo, cuando sé perfectamente que no es así", relató María de los Ángeles, indígena mazateca, al recordar el momento en que su esposo, también de orígen indígena, tuvo que irse a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades.

La angustia provocada por la repentina decisión de Filiberto, su esposo, de irse al país vecino, causó estragos en el ánimo de María, pues pasó días enteros sin poder dormir debido a la preocupación que un viaje así representa.

A través de breves mensajes de texto por la madrugada era que ella tenía noticias de él: 

"Voy en camino; me pasaron a una casa de seguridad; por la noche vamos a cruzar; ya nos agarraron; nos llevaron a otra casa; hicieron que me bañara con un jabón especial para despistar a los perros; me metieron en una camioneta; ya pasé, pero estoy muy lastimado".

Aquellas fueron las únicas noticias que María tuvo de su esposo; sin embargo, ella se negaba a creer que eran ciertas hasta no ver una foto de Filiberto con su hermano, quien ya radica de aquel lado de la frontera desde hace mucho tiempo.

Se estima que aproximadamente hay más de 50 mil indígenas sin documentos regularizados que radican en los Estados Unidos, entre los cuales se encuentran miembros pertenecientes a pueblos zapotecos, chinantecos, triquis y mixtecas, oriundos de Oaxaca, de acuerdo con Juan Carlos Abreu, académico de la Universidad La Salle.

Con relación al Día Internacional de los Pueblos Indígenas, el mismo catedrático e investigador señaló que las principales labores que desempeñan en aquel país consisten en la siembra y cosecha de productos agrícolas, maquilas textiles, construcción y albañilería; considerados, en algunos casos, como 3D- jobs: dirty, demanding and dangerous; lo que equivale a trabajos sucios, exigentes y peligrosos.

"Las circunstancias no nos favorecían"

A raíz de la pandemia, los ingresos de la familia de María se vieron severamente afectados, pues tanto ella como Filiberto dejaron de trabajar por casi dos meses y, en cambio, tuvieron que apoyar a familiares que padecieron de la enfermedad y los costos que ésta trae consigo:

"Los ahorros que habíamos conseguido a lo largo de nuestra vida se tuvieron que ocupar para solventarnos el día a día", dijo.

Esperanzados en que su situación mejoraría, decidieron, finalmente, emprender como familia un negocio de comida. Un par de meses les bastó para darse cuenta que las ventas no eran lo que esperaban, y que las deudas cada vez eran más:

"Cuando se le presentó (a su esposo) la oportunidad de ir a Estados Unidos yo no estaba de acuerdo, pero las circunstancias no nos favorecían", dijo María al recordar la partida de su marido hace ya seis meses.

Filiberto es una de los 35 mil 936 personas oriundas de Oaxaca que emigraron a los Estados Unidos, según lo reportado por el INEGI en el año 2020. Asimismo, datos de la académica Alicia Barabás, indican que la migración indígena produce la mayor entrada económica en el estado de Oaxaca, más que el turismo, debido a las remesas que envían los migrantes a sus familias.

Ante la partida de Filiberto, María acordó quedarse a cargo del negocio; no obstante, el absorber por completo la responsabilidad de cuidar de la casa y de Jared, su hijo de 13 años, provocaron en ella un deterioro en su salud, al grado que tuvo que decidir entre continuar con ese ritmo de vida tan estresante, o hacerlo a un lado para darle prioridad a su salud: 

"Mi hijo es lo más importante, por eso dejé el negocio y volví a mi antiguo trabajo", dijo.

Aquella niña que sin saber hablar español tuvo que salir a los once años de su pueblo Cerro Clarín, ubicado en el municipio de Tuxtepec, Oaxaca, en búsqueda de trabajo, nunca pensó la situación que 20 años después padecería: 

"Me distraigo mucho trabajando, pero cuando es la tarde y tengo que volver a casa con mi hijo, me empieza esa angustia causada por la soledad", reconoció María.

Desde que Filiberto y María se conocieron han sido muy unidos, por dicha razón, el que ahora tenga que hacerse cargo de su hijo y del hogar es algo completamente desconocido para ella, pues aunque desde muy chica ha trabajado, nunca había sido ella el sostén de su familia.

A pesar de las complicaciones que una situación así amerita, María ha conseguido mantener ciertos comportamientos que continuamente practicaba con su esposo, como la de hablar mazateco en casa, pues de esta manera, ella cree que resguarda sus tradiciones indígenas, mismas que intenta inculcarle a su hijo.

FMU

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