Mientras que el Instituto Nacional de Migración anunció el “rescate” de 246 migrantes que pernoctaban en las inmediaciones de la Central de Autobuses del Norte, los pocos migrantes que libraron el operativo afirman que fueron agredidos por las autoridades y permanecen en la zona.
“El fin de semana pasado nos atacaron, nos rompieron las carpas, nuestras pertenencias, las perdimos, el dinero que teníamos guardado para ir avanzando todo lo perdimos”, denunció Martha, migrante venezolana que viaja con 13 integrantes de su familia, entre ellos cuatro menores de edad.
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Pero su esposo Enrique todavía fue más allá. Se quejó que las autoridades migratorias los trataron como si fueran animales durante los tres días que duró el operativo.
“Llegaron de forma salvaje, como si fuéramos perros, animales. Llegaron pateando con cuchillo destruyendo las carpas, tengo video, le meten un psicoterror a los niños.
"Dicen que nos van a ayudar a que nos resguardemos en un refugio para los niños, pero eso es mentira, solo nos quieren enviar hasta Tapachula”.
Pese a la mala experiencia vivida, la familia se mantiene unida y a escasas dos cuadras de la Central de Autobuses del Norte de donde fueron desplazados en un operativo que duró desde el viernes 10 de noviembre hasta el domingo pasado.
Sentados en la banqueta de la calle Norte 1-F, la familia vende paletas y dulces para poder recaudar dinero que les permita continuar su viaje hacia los Estados Unidos; sin embargo, las ganancias de las golosinas apenas y les permiten cubrir los gastos de alimentación de los 13 integrantes que han recorrido más de siete países en menos de tres meses.
Pasando la calle en, el Eje Central, las carpas de campaña se hacen visibles, un grupo de jóvenes migrantes venezolanos entre los 21 y 30 años se encuentran reunidos esperando que la noche caiga para descansar; sin embargo, uno de ellos, de nombre Miguel, señaló su descontento por el trato dado por las autoridades migrantes.
“Nosotros sabemos que el pueblo de México es bueno en su mayoría, pero a mí ya me han asaltado dos veces en lo que llevo en el país y los de migración nos han tratado muy mal por el simple hecho de que no somos mexicanos”, reclamó el joven.
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Tras el operativo, el camellón que se encuentra a un costado de la central camionera, en la avenida Hospital Benito Juárez, quedó despejado de las casas de campaña en la que dormían cientos de migrantes que buscaban llegar hasta los Estados Unidos y ahora solo se observan migrantes que se encuentran parados en las esquinas en la expectativa de que arriben autoridades migratorias.
Sin embargo, no todos tuvieron la misma mala suerte de ser despojados con violencia. Karina es una mujer hondureña, madre de dos niños menores de tres años, que vive en una tienda de campaña sobre Eje Central, sostiene que no puede hablar mal de las autoridades mexicanas durante su estancia en el país.
“Nosotros estábamos allá el viernes, pero nos movimos voluntariamente y no nos agredieron. A nosotros no. Lo que nosotros padecemos es dormir en la calle y la escasa comida que tenemos, pero fuera de ahí lo demás está bien”, aseguró.
Por su parte, el INM señaló que las personas mayores de edad fueron dirigidas hacia estaciones migratorias para iniciar los trámites correspondientes a su repatriación; mientras que los núcleos familiares quedarán bajo la tutela de la Procuraduría de Protección de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de la Ciudad de México, así como del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) local.
Pero la mayoría de los migrantes que rodean la Central de Autobuses del Norte son escépticos, en especial Enrique: “sinceramente temo por mi y mi familia, no me vayan a “cachar” mi rostro y me quieran mandar hacia Tapachula o peor aún, Venezuela. Yo no quiero llegar a mi país, si me llevan para allá que me lleven muerto”.
Locatarios apoyan operativo
Mientras que los migrantes sufrieron los resultados de los operativos, los locatarios de la zona muestran su apoyo a la decisión de las autoridades migratorias de desalojar la zona, ya que con esto podrán rescatar las ventas perdidas por la falta de afluencia peatonal durante meses.
“La situación fue insostenible por meses, hubo mucha suciedad y no se podía estar en el camellón por el mal olor de las heces fecales y los orines que dejaban, varios negocios tuvieron que cerrar y las ventas de mi negocio bajaron considerablemente. En varias ocasiones le pedimos a la delegación que resolviera, pero hasta ahora hicieron algo, señaló Marcelo, un locatario a quien cambiamos el nombre para resguardar su seguridad.
Incluso, el locatario denuncia que, en situaciones de peligro, las autoridades cuidaban más de los migrantes en vez de las personas que viven y pagan impuestos en la zona: “Varias veces les pedimos a los migrantes que limpiaran o dejaran la zona, pero se ponían violentos una vez agredieron a un adulto mayor que trabaja en un puesto y las autoridades no hicieron nada, hasta trataron mejor al migrante que al abuelito”.
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HCM