La corona de espinas le punzó a Ian Rubén Andrés mientras cargaba la cruz de madera, pero él pidió participar. Cuando vio a los integrantes del colectivo Ángeles Mensajeros olvidó que se encontraba junto a la barrera de alambre en espera de un descuido de los soldados para pasar, junto con su mamá, a Estados Unidos.
A sus seis años, sabe que quiere ser cantante. La posibilidad de ser autista no es un obstáculo, tampoco el alambrado de púas ni la falta de documentos le impiden soñar con una vida mejor en el país del norte.
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Ian Rubén Andrés Giraldao Alvarado y su mamá, Zara, son de Venezuela. El Viernes Santo se encontraban varados en la zona fronteriza que conforma Ciudad Juárez, Chihuahua y El Paso, Texas.
Ahí celebraron la pasión y muerte de Jesucristo, junto al colectivo que es parte de la iglesia cristiana Salmo 100.
El niño cayó de rodillas para escenificar la segunda caída de Jesús, que según las sagradas escrituras hace referencia que en su camino al calvario Jesús sufrió todas las injusticias más crueles y sin protestar siguió obediente el mandato de su padre.
En la representación, mientras Ian estaba de rodillas y atrás de él permanecían un grupo de migrantes, un joven del colectivo caracterizado de ángel sostenía un cartelón donde se leía “2ª caída, indiferencia social y gubernamental vs migrantes”.
Ian le entregó el madero a María Patajalo, oriunda de Ecuador, luego se fue a parte posterior de la procesión para seguir caminando junto a varios hombres, mujeres y niños que iban cargaban las banderas de Honduras, Ecuador, Nicaragua, Brasil, y otros países, al mismo tiempo observó como simulaban dar de latigazos a la mujer.
“Es algo melancólico y el sentir lo que él sufrió por nosotros en la cruz, es lo que nosotros estamos cargando, pero nada comparado a lo que estamos aquí viviendo, fue algo que realmente me llegó a mí, y seguir teniendo la esperanza de que nos pueda dar asilo el señor presidente de los Estados Unidos”, expresó María.
Ella dejó en Ecuador a sus hijos de 12 y un año de edad, respectivamente, para buscar asilo en Estados Unidos, pues las extorsiones, la delincuencia y los bajos ingresos económicos no les permitían vivir dignamente. Sin embargo, su viaje ha sido un calvario, doloroso como la cruz de espinas y los clavos que rasgaron las manos de Jesucristo, expresó, y ahora clama por una oportunidad, pues nunca esperó que la frontera estuviera militarizada.
“Tuve que dejarlos porque la situación económica esta muy mal. Le pedimos al señor Presidente que nos ayude, que nos dé un asilo porque aquí es terrible dormir en el suelo, pasar frío, tomar agua y es lo que pedimos al señor Presidente, por favor”, dijo.
En la tercera estación, el pastor Carlos Mayorga afirmó que la migración no es un problema social, sino una oportunidad para mostrar amor y solidaridad con los extranjeros y llamó a Joe Biden a tender la mano a los países que están expulsando a sus ciudadanos por los niveles de pobreza y delincuencia que han alcanzado.
“Esta es la tercer caída, en donde le pedimos al gobernador de Texas que no se meta con los migrantes, porque quien se mete con los migrantes se mete con Jesucristo. Señor gobernador, más que un problema social, los migrantes son la oportunidad de mostrar de que esta hecho su corazón. Presidente Biden: es importante que sea tajante en la ayuda que los países sumergidos en la miseria y en la pobreza, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Ecuador, Venezuela, Haití, necesitan a un presidente de los Estados Unidos fuerte y con un corazón sensible”, agregó.
En la cuarta estación, María escenificó la crucifixión mientras se escuchaba la canción “saliendo del pretorio”.
“No puede ser maldito aquél que en su dolor exclama con un grito: perdónales Señor, perdónales sus faltas no mires su actuación, de ellos ten compasión”, apuntó
Por momentos la melodía se confundía con un mensaje que una y otra vez se repetía en un altoparlante, exhortando a los extranjeros a no atravesar la malla ciclónica y el alambre de púas, que en unos tramos es doble, bajo la advertencia que deben utilizar los puertos legales de entrada a Estados Unidos para ser sujetos a un asilo o de lo contrario
“Si cruza legalmente en puerto de entrada puede solicitar asilo, si tu reclamación es denegada puedes reunir más pruebas y consultar con un asesor legal e intentarlo de nuevo, tienes muchas más posibilidades de obtener asilo en la frontera, legalmente en un puerto de entrada. Si cruza ilegalmente su solicitud de asilo será tratada bajo presunción de que la solicitud es falsa”, apuntó.
LP