En el Estado de México hay alrededor de 100 personas migrantes refugiadas que habita en el Valle de México y el Valle de Toluca, quienes en su mayoría, experimentan discriminación, violencia, desconfianza, escaso acceso a la salud y a la educación, así como a oportunidades laborales que les permitan tener calidad de vida, con base en la Encuesta sobre la Población Refugiada en México (Enpore) de la Agencia de la ONU para los Refugiados.
En el marco del Día Mundial del Refugiado, el investigador Diego González perteneciente a la UAEM y especialista en temas de migración, precisó que el riesgo de desplazamiento de las poblaciones tanto mexicanas como a nivel mundial, son en la mayoría de ocasiones, resultado de la inseguridad en las comunidades, que imponen poder de manera que las personas sean víctimas de vulnerabilidad y violencia.
Ante dicho escenario, la búsqueda de una mejor vida se coloca como el objetivo principal de las personas, por lo cual se insertan en espacios desconocidos pero con potencial para satisfacer sus necesidades básicas.
Lo que viven los refugiados
Se determinó con base en Enopre en el último estudio de 2017 en la entidad mexiquense, el registro de 17 viviendas de refugiados que están compuestas entre 1 a 3 personas cada una y quienes oscilan entre 1 a 93 años de edad, de estos habitantes el 43 por ciento ha sido víctima de asaltos, el 13 por ciento de violación de derechos humanos, el 10 por ciento de extorsiones, el 13 por ciento de abuso de autoridad; el 8 por ciento de secuestros y el 10 por ciento de agresión sexual.
Sin trabajo por rasgos físicos
Tal es el caso de Tayson proveniente de Nicaragua y quien es refugiado desde hace un año y medio en México, desde finales del primer año de crisis por la pandemia de Covid-19, consideró que el país era uno de los mejores destinos para sobresalir y encontrar mejores oportunidades de vida para su esposa e hija.
Una de las mayores limitantes en su estancia ha sido el rechazo hacia su color de piel y su acento, pues argumenta que al compartir su origen, las personas lo juzgan y no ha podido encontrar trabajo a pesar de contar con estudios de licenciatura.
Señaló que el refugio Hermanos en el Camino, ubicado en Metepec, fue el primero en ofrecerle asilo, sin embargo actualmente habita en una habitación de hotel a la altura de la terminal, en la que paga 200 pesos la noche mientras recibe aprobación para obtener una visa de trabajo en México y encuentra una labor que le permita contribuir al bienestar de su familia.
BAFG