La madrugada del pasado 1 de abril marcó un punto de inflexión para el campamento de migrantes que se estableció en la Plaza de la Soledad, en la alcaldía Venustiano Carranza. Autoridades de la Ciudad de México desalojaron a los migrantes, argumentando la necesidad de preparar el espacio para la tradicional venta anual de palma, con motivo de la Semana Santa.
Hombres, mujeres y niños originarios de Honduras, Venezuela y países africanos, quienes habían encontrado un hogar temporal en las improvisadas viviendas de cartón y madera de la plaza, se vieron obligados a empacar sus escasas pertenencias. Testigos presenciales relataron cómo las familias transportaban sus pertenencias en bolsas, carritos de supermercado e incluso diablitos, dejando atrás un espacio que, pese a sus limitaciones, les había brindado refugio.
Tras el desalojo, las familias fueron reubicadas en el Parque Guadalupe Victoria, situado a unos 500 metros de su anterior ubicación, cerca de la estación Candelaria, un punto estratégico de la red del Metro capitalino.
El operativo fue encabezado por Temístocles Villanueva, coordinador general de Atención a la Movilidad Humana de la Secretaría de Gobierno. El funcionario comunicó que el traslado se había realizado de manera voluntaria y que se había ofrecido el Parque Guadalupe Victoria como un espacio provisional para la instalación de los migrantes.
A casi 20 días de la reubicación, las experiencias en el nuevo emplazamiento son diversas. Nelson, un migrante venezolano dedicado al comercio de empanadas en la misma comunidad, relató que, si bien el traslado representó un desafío logístico de cuatro días, la nueva ubicación ha resultado positiva para él y su familia. Según su testimonio, se sienten más cómodos y han recibido la promesa gubernamental de la instalación de baños públicos.
Por su parte, María "N", trabajadora de la Alcaldía Venustiano Carranza, señaló que se ha establecido una colaboración entre el gobierno local y los migrantes para mantener la limpieza del espacio. Asimismo, indicó la presencia constante de trabajadores de la alcaldía y policías, y anticipó la próxima apertura de baños públicos y regaderas. En su opinión, las condiciones actuales en el parque son superiores a las que se vivían en la Plaza de la Soledad, donde la vulnerabilidad de mujeres y niños era mayor.
Milagros, una niña de 12 años que vivió seis meses en el campamento de la Plaza de la Soledad, compartió un sentimiento de alivio tras el cambio.
"Ahora que nos han cambiado, siento que puedo respirar, hay vistas mucho más hermosas, entre nosotros nos cuidamos, y los malandros no se meten con nosotros", aseguró.
La jefa de Gobierno, Clara Brugada Molina, ha reiterado el compromiso de su administración para ofrecer soluciones de alojamiento a esta población, reconociendo que la vía pública no es un lugar adecuado para su permanencia.
En este sentido, la Secretaría de Gobierno ha informado sobre los trabajos en curso para ampliar la capacidad de los albergues existentes, de 250 a 700 personas, y la construcción de uno nuevo.
Durante el Foro de Consulta para una Migración Ordenada, Segura y Regular, Brugada señaló que buscan contar con suficientes albergues para que las personas no tengan que vivir en las calles, como ocurrió antes en la Plaza de la Soledad, Avenida 100 Metros y la Plaza Giordano Bruno.
Sin embargo, a pesar de estos anuncios, aún no se ha establecido una fecha concreta para la apertura de estos nuevos espacios, lo que genera incertidumbre entre los migrantes sobre un posible nuevo traslado y la estabilidad de su situación actual en el Parque Guadalupe Victoria.
MSS