Migrantes solicitan apoyo en colonias y plazas en Hidalgo

Centroamérica. Alejandro salió hace 20 días para buscar el famoso “sueño americano”, en su paso por el estado se ha enfrentado a diversas situaciones

La travesía es sumamente difícil, además de las adversidades por la inseguridad y los malos tratos, ahora se suma la pandemia de covid-19 y sus varian
Francisco Villeda
Atitalaquia /

Desde Quetzaltenango, Guate- mala, Alejandro Ordóñez salió hace cerca de 20 días para buscar el destino norte, el famoso “sueño americano” que cada vez más queda en sólo eso, un sueño, por la dura política migratoria de la administración del presidente estadunidense, Joe Biden.

Reconoce que en Centroamérica están conscientes del complicado panorama para las personas migrantes, no obstante, dice que no hay opción viable pues su país, como el resto de las zona, carece de condiciones económicas y de seguridad para que sus pobladores aspiren a una vida digna.


La travesía es sumamente difícil, pues si antes era un trayecto lleno de adversidades por la inseguridad y los malos tratos de los policías y funcionarios de migración, ahora se suma la pandemia de covid-19 y sus variantes.

Ya había intentado anteriormente ingresar a Estados Unidos, pero fue deportado antes de llegar a la frontera norte de México, en un operativo del Instituto Nacional de Migración (INM) y eso echó por la borda todo su esfuerzo, obligándolo a permanecer en su país por una temporada, mientras reunía dinero para emprender nuevamente el viaje con rumbo al norte.

Laboró como albañil y un día de pronto, sin pensarlo mucho, tomó el poco dinero que había juntado y partió de nuevo en la travesía que hasta el momento ya lo trajo hasta tierras hidalguenses, como parte de esta ruta tradicional.


La ruta

La ruta, es la misma, sin embargo, ahora ya no se hace a bordo del tren como anteriormente sucedía, pues la empresa ferroviaria ya dispuso servicios de seguridad, quienes impiden el ascenso y traslado de los migrantes a través de los vagones.

Así pues ha realizado el recorrido caminando por las vías, de aventón, en transporte público, pero siempre tratando de esconderse de las autoridades migratorias y de las corporaciones de policía, las cuales son en ocasiones sus principales agresores.

Áreas de Veracruz, dice, son muy peligrosas para las personas migrantes pues son territorios sin ley, en donde permea la delincuencia organizada, que ha encontrado en los migrantes un negocio.

Él se une con pequeños grupos de migrantes, pues saben que juntos se protegen, pero eso no los exenta de las persecuciones que ya han sufrido en el camino por parte de policías; algunos migrantes fueron asegurados, pero la mayoría han logrado pasar, y así, a salto de mata recorren la ruta.

Alejandro destaca que en el camino han encontrado poco apoyo, pues muchas casas de asistencia a migrantes están cerradas por la pandemia, por ello acuden a las pocas que quedan abiertas, pero también a las plazas o tianguis para pedir limosna; en ocasiones, dice, ingresan a las colonias y casa por casa piden apoyo.


Son pocas las personas que les brindan apoyo a los migrantes, señala, pues hay mucha desconfianza hacia la población flotante, lo que hace más “pesado” todavía su andar por esta nación que también ha endurecido su política migratoria por “recomendaciones” de Estados Unidos.

En estas condiciones, confiesa, a veces no les queda de otra más que sentarse junto a las vías para descansar, dormitar, y después retomar su avance hacia una frontera cerrada para quienes buscan un mejor futuro.

Por ahora no se ha contagiado de covid-19, aun cuando las medidas preventivas que pueden aplicar son mínimas por la falta de recursos, y confía en mantenerse así, pues sabe que en este momento lo peor que le puede pasar es contagiarse de esta agresiva enfermedad. 



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