Moradores, la Casa Pública de Toluca y también restaurante de exquisitos platillos, se encuentra albergada en un edificio que data desde 1883, el cual es considerado patrimonio material de la capital mexiquense por su arquitectura del siglo XIX y albergue de historias fraguadas desde la llegada de españoles, mismos que fueron los primeros dueños del establecimiento.
Según lo dicho por Mauro González, gerente del lugar, el edificio había sido olvidado por la población toluqueña, así como por las autoridades, ya que habían permitido su deterioro sin rescatar el valor histórico que representa.
Por consiguiente, la idea de preservarlo a través del restaurante pretende entregarle a los habitantes un espacio de encuentro nuevo y, además, un sitio con potencial artístico que auspicie a la descentralización del arte, ya que también conserva espacios que permiten exposiciones de pinturas, dibujos, fotografías e impartición de talleres artísticos o con temas de interés sociocultural.
“La casa Moradores era una joya a la espera de ser rescatada del olvido, quisimos llenarlo de vida y naturaleza, además quisimos hacer un espacio en el que los comensales se sientan en casa y creo que lo hemos logrado, pues nos enfocamos a muchos detalles que van más allá de ser solamente un lugar para comer”, dijo.
Además, asegura que uno de sus atributos es estar acompañado del edificio que conserva la Centenaria y Benemérita Escuela Normal para Profesores, ubicado al frente de la casa, en Avenida Independencia 5 Ote. 811, Barrio de Santa Clara, sitio que ha sido considerado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia como Patrimonio de la Nación inscrito a la lista de Monumentos de México, lo cual permite fortalecer el interés cultural en los residentes de la ciudad.
“Toluca está llena de gente conectada con su naturaleza, con su pasión y su esencia. Al conocerlo descubres una ciudad que emociona. Poco se sabe que este edificio es prácticamente hermano del que pertenece a la Escuela Normal, pues muy poco tiempo después inició su construcción; era necesario protegerlo y darle la importancia que amerita”, aseguró.
Punto de encuentro creativo
Desde su inauguración en 2019, la casa ha sido partícipe de exposiciones, talleres y reuniones de artistas, entre quienes destacan Juan Manuel Martínez, Gilberto Torralba, Victoria Molina y una muestra de obras especiales del estadounidense Andy Warhol. Además han realizado subastas de las obras presentadas, lo que les ha permitido obtener una mejor conexión y creación de redes de clientes y colaboradores en la urbe.
“Lo que pretendemos es acercar a los habitantes a encontrar algo distinto, que al momento de degustar sus platillos tengan un ambiente cómodo que les permita ser creativos y tener una experiencia distinta”, mencionó
Por otra parte, asegura que el sitio está abierto a nuevas propuestas artísticas, pues uno de los objetivos principales de su creación ha sido el apoyo al arte local, así como el desarrollo de actividades que fomenten habilidades en los residentes.
Lugar de proyección musical
El equipo del restaurante, mencionó por otra parte, más allá de las exposiciones temporales, subastas y talleres en torno a la cultura, también conserva un piano.
Harrington Upright Grand”, el cual es contemporáneo a la creación del edificio, pues las primeras producciones del instrumento se dieron en 1871, pocos años antes de la construcción de la casa y el cual es tocado por el músico mexiquense Eduardo Villalobos.
“Sus muros de más de 100 años mantienen historias que nos han permitido fortalecer lazos con la comunidad toluqueña, queremos darle una parte histórica y cultural a la gente”.
MMCF