En San Andrés Mixquic, Tlahuac, recibieron a sus muertos en casa y con pandemia. Sin poder adornar sus tumbas pero con las tradiciones intactas, para que regresaran a casa donde sus familias los esperaron con las ya tradicionales ofrendas.
Por primera vez en su historia, a causa de la contingencia sanitaria, en Mixquic no realizarán la tradicional “alumbrada” con la que despiden a sus muertos en el panteón y a donde acuden hasta 100 mil personas la noche del 2 de noviembre. Esta vez, lo harán en sus casas.
A las 12:00 horas de este domingo, abrieron las puertas de sus hogares para darle la bienvenida a sus difuntos con comida, flores, ofrendas y sillas para que descansen.
De acuerdo a las tradiciones de este pueblo, el día 28 de octubre reciben a quienes murieron en accidentes; el 31 de octubre a los menores de edad con un camino de hojas blancas; y este 1 de noviembre abren sus puertas a todos los muertos con un camino de flor de cempasúchil e incienso que purifica sus almas.
Este mismo día por la noche, todos los niños del pueblo acuden con una campana casa por casa y piden permiso a las familias para entrar y rezar frente al altar. Esta vez, esa tradición se limitará a que cada niño lo haga solo en su casa y cancelarán la peregrinación.
El día 2 a las 18:00 horas solían reunirse en el panteón para encender cientos de velas y así despedir a sus difuntos. Alumbrándoles el camino y volviendo a purificar sus almas con incienso. Ahora, lo harán en sus patios y azoteas con velas o fogatas.
Como ningún otro año, el panteón se encuentra cerrado. La puerta está rodeada con cintas amarillas que advierten que se trata de una zona de contagio pero en los alrededores siguen vendiendo flores para que las familias adornen sus ofrendas en casa.
Como la señora María Morales que vende flores desde hace 40 años y este año, dice, le parece triste.
“Pues ahora se ve muy triste, se siente muy triste, tristes las casas, la calle y antes era pura alegría, los niños andaban pidiendo el campanero y ahora no, van en las casas a rezar un equipo de niños, llegan a las casas y gritan ‘campanero mi tamal ¿me da permiso de rezar?’ Y ya se pasan, rezan y nosotros les damos lo qué hay en la mesa, y ahora no se hizo”.
jlmr