El techo de cristal para las mujeres prevalece en Puebla, toda vez que se encuentran rezagadas en indicadores educativos, económicos, financieros, en comparación de las oportunidades que se brindan para los hombres, existiendo factores como la inseguridad y la cultura parte de las causales de dicha problemática.
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A pesar de que se cuentan con políticas públicas para reducir las diferencias de género, como lo es la Ley para la Igualdad entre Mujeres y Hombres, los esfuerzos no tienen el impacto esperado, y se quedan en el papel y muy distantes de la realidad en el día a día.
La desigualdad entre hombres y mujeres queda exhibida a través de distintos datos presentados por el Instituto Nacional de las Mujeres, en donde se destaca el rubro económico.
En este apartado se resalta que la tasa de participación económica de las mujeres es de 77.89 por cada 100 habitantes, mientras que la de los hombres corresponde a 82.06, además de que la tasa de desocupación de las poblanas es mayor que la de los poblanos al ser de 3.20 por una de 3.14 que poseen los varones.
Esta situación también se refleja en una menor inclusión financiera para el género femenino, toda vez que de acuerdo a la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2021, Puebla se incluyó en la región centro, sur y oriente, en donde el 33.1 por ciento de las mujeres declaró nunca haber tenido un producto financiero, en contraste de que solo el 18.8 por ciento de los hombres señaló estar en esa situación.
A dichos resultados también se debe añadir que existe una brecha salarial entre ambos géneros, toda vez que al corte de abril del año en curso, un poblano tiene un salario superior en un 15 por ciento a lo que se le paga a una mujer, ya que en promedio recibe 14 mil 416 pesos mensuales de sueldo, mientras que ellas reciben 12 mil 259 pesos, según datos del IMSS.
Otro hecho a destacar es que existe una mayor tasa de mujeres que forman parte de la Población Económicamente Activa (PEA) que se encuentra ocupada y no recibe una remuneración por ello, toda vez que esta es de 14.10, mientras que la del género masculino es de 7.95, según los datos del Instituto Nacional de las Mujeres.
Dicho organismo federal, también refiere que en el ámbito educativo también se presentan diferencias, ya que en Puebla las mujeres tienen un rezago educativo del 37.70 por ciento, el cual es ligeramente superior al 35.80 por ciento que hay entre los hombres.
Asimismo, el promedio de escolaridad de las poblanas es menor al ser de nueve años escolares cursados en promedio y en contraste el de los varones asciende a 9.30 años, según las cifras del Inegi.
Además, se resalta el hecho de que en Puebla son menos las mujeres que son dueñas de una vivienda, ya que solo 395 mil 61 cuentan la propiedad de su hogar, cifra que es inferior a los 689 mil 280 de hombres que son propietarios de sus casas, de acuerdo al Censo de Población y Vivienda 2020.
Brecha de género sin reducir
Respecto al tema, la activista Zavine Magadán, integrante de ReDefine Puebla, considera que la desigualdad entre hombres y mujeres ha ido en aumento dentro de la entidad poblana pese a que a nivel nacional ésta se ha logrado reducir.
En este sentido, refirió que si bien es un tema estructural que parte desde el ámbito privado y cultural, se trata de un problema social que debe ser atendido por parte de las autoridades y de las instituciones, a través de la generación de políticas públicas que permitan romper con el techo de cristal, en lugar de solo limitarse a hacer señalamientos sobre el tema.
Dentro de los factores que consideró que influyen en la desigualdad, indicó que en muchas ocasiones la mujer es relegada a atender las tareas del hogar, hecho que no le permite desarrollarse dentro de un ámbito laboral, lugar desde no tiene una participación activa dentro de la economía.
“Si ya de por sí tenemos una diferencia en cuanto a salarios ahora hay que sumarle que esas mujeres tienen menos horas del día para dedicarse a su desarrollo profesional, a su desarrollo personal, a sus relaciones porque están ocupadas manteniendo los hogares en Puebla”, expresó.
La especialista, refirió que el tema de inseguridad en contra de las mujeres también es un factor que se debe de tomar en cuenta dentro de la desigualdad económica y financiera, ya que en varios casos, dentro de los centros de trabajo se presentan casos de acoso en contra de ellas.
En este sentido, añadió que la presión por parte de las parejas sentimentales influye, ya que se llega a ejercer una presión para obligarlas a que dejen sus empleos y se enfoquen en las tareas del hogar.
“La violencia contra las mujeres abona a la desigualdad en todos los aspectos no podemos esperar que las mujeres muchas veces mantengan puntos dentro de empresas que de por sí ya las tienen precarizadas, si además de eso sufren acoso laboral, si muchas veces sus parejas las coaccionan para dejar estos puestos”, declaró.
Por ello, es que consideró vital que se generen las condiciones de seguridad adecuadas y una correcta impartición de justicia para aquellos casos en donde se presentan feminicidios o ataques en contra del género femenino; además de dejarse de maquillar las cifras sobre este tipo de delitos, ya que solo abonan a que se genere un ambiente de impunidad.
El feminicidio de Alicia Esmeralda Islas Montiel fue un caso en donde la violencia fue un factor que se reflejó en la desigualdad entre hombres y mujeres, toda vez que en los laboratorios clínicos en donde trabajaba había recibido un ascenso, hecho que no fue tolerado por René N., su pareja sentimental, quien en primera instancia la privó de su libertad y después terminó quitándole la vida.
Desigualdad es una herencia cultural
A consideración de las propias poblanas, la desigualdad se encuentra ligada a un tema cultural, ya que esta se va heredando de generación en generación, lo que impide que se conforme una sociedad igualitaria.
Tal es el caso de Gabriela Rocha, quien reconoció que en su educación se marcaban mucho las diferencias, a pesar de que cuando desempeñó actividades laborales nunca fue víctima de ello.
Indicó que si bien cuenta con un empleo y tiene acceso a servicios financieros, esto no ha sido nada sencillo, toda vez que ello también representó una lucha para poder tener una inclusión financiera y aspirar a una mejor vida.
En este sentido, lamentó que no se brinden las mismas oportunidades para las mujeres a comparación de los hombres, pese a que en muchas ocasiones ellas son más capaces de hacer ciertas actividades.
“No debería de ser, claro que es algo muy arraigado, eso lo traemos desde nuestros ancestros y ojalá pronto se recupere esa igualdad en cuanto a salarios, muchas veces las mujeres somos más capaces de muchas cosas que los hombres, somos iguales, ojalá que rápido se haga esa igualdad”, manifestó.
Por su parte, Gabriela Sánchez reconoció que no tiene acceso a productos bancarios, a pesar de que forma parte de la población económicamente activa y que está ocupada; sin embargo, eso ha sido por decisión propia.
Bajo su óptica, la desigualdad de género se ha visto reducida, permitiendo que haya mayores oportunidades para las mujeres e incluso habiendo espacios de trabajo en donde ellas son las que se encuentran por encima de los varones, además de tener distintas facilidades para su desarrollo.
“A los caballeros tienen la facilidad de poner un negocio, de emprender algo, yo siento que es mitad y mitad, tanto los hombres como las mujeres sí pueden hacerlo, como en un 50 y un 50 si pueden”, expresó.
De esta manera es que las mujeres en Puebla siguen viviendo bajo un techo de cristal, en donde los hombres siguen siendo favorecidos en temas laborales, económicos, educativos y de seguridad, dejando a un lado la aplicación de justicia para las mujeres.
CHM