El reloj marca las 12:00 horas, las campanas de la Catedral de Toluca suenan, una a una hasta su silencio, es medio día.
En la Plaza de los Mártires ondea la bandera; el verde, el blanco y el rojo, como un símbolo de sangre y también de esperanza y valentía.
Justo debajo del asta bandera, la colectiva conformada por mujeres vestidas de negro, en señal de tristeza, enojo y dolor se organiza.
En los puños y piernas ellas llevan listones, pañuelos o paliacates violetas, en señal de unidad y también de exigencia.
- Las cartulinas moradas y blancas recuerdan a Karla Isela y Sandra, pero en ese grito de ¡justicia! se nombra a todas las niñas, adolescentes y mujeres que han sido asesinadas en el Estado de México.
Ya suman más de 200 mujeres reunidas frente al Palacio de Gobierno de la entidad. La “manada” arropa a familias de las víctimas.
En medio de este apoyo, una de las familiares de Karla Isela se acerca a los medios y pide justicia, por ella y por todas a las que se les arrebató la vida, remarca la ineficiencia de las autoridades, su falta de sensibilidad, a la cultura machista.
- “No queremos que este crimen quede impune, como muchos se han quedado en un archivo. Los padres son los más sólidos, son los que en su momento llevan la investigación. Los demás no lo hacen.
“Señor presidente Andrés Manuel López Obrador, ¡levántese de ese escritorio!, Alfredo Del Mazo ¡levántese de ese escritorio! vea, escuche, a los padres de familia, a las familias que estamos devastadas!”.
“El gobierno no hace nada, estamos hartas, somos mujeres, necesitamos que nos respeten, que haya justicia, no engaños, no para que en seis meses no se resuelva ni un feminicidio”.
La exigencia es fuerte, dolorosa, enérgica
“En esta manifestación pacífica queremos que escuchen nuestras voces, queremos que nos digan qué están haciendo las autoridades, queremos un espacio, somos dignas de vivir, todas necesitamos respeto”.
“La mujer no necesita sumirse en este dolor, para poder hablar y expresarse. En este momento muchas familias pasan por esto”.
El llanto es acompañado por gritos: ¡Justicia!, ¡Justicia!, ¡Justicia!
Karina, Karla, Sandra, Sonia, las recuerdan, las gritan.
Comienza la marcha, el destino es el Centro de Justicia para las Mujeres; las más de 200 mujeres caminan en una sola voz, con un fin: la exigencia.
Toman Lerdo, una de las principales vialidades de Toluca, para después subir y cruzar otras calles más. En este recorrido reiteran el llamado de justicia, el coraje y la impotencia de no poder ayudar a otras.
En cada grito, en cada consigna, en cada palabra se nota el hartazgo, la falta de confianza en las instituciones, el dolor.
¡La policía no me cuida, me cuidan mis amigas!
Son poco más de las 14:00 horas, el sol a todo lo que da, pero eso no impide que el paso siga.
Llegan al Centro de Justicia y por enésima vez gritan.
¡Ni una más, ni una más, ni una asesinada más!
- A lo largo de la pandemia la violencia de género ha incrementado y el número de feminicidios se agrava.
"Las mujeres que asesinaste no morirán... la sangre que derramaste la pagarás".
Madres, hermanas, hijas y amigas con dolor y coraje exigen un alto a la ola de muerte que ha llegado a la puerta de sus vidas.
Las estadísticas son alarmantes, durante la contingencia sanitaria y el confinamiento los feminicidios no ceden en el Estado de México, pues las cifras oficiales indican que de enero a septiembre se contabilizan 106 homicidios de mujeres con características que podrían considerase como feminicidios, que se suman a otros delitos de género.
KVS