Desde hace cinco años, el artista mexiquense Reyez Rayón práctica de manera profesional el muralismo, corriente artística mexicana que surgió en el Siglo XX y que se caracteriza por ser una expresión de contenido ideológico, pero también para demostrar las raíces de las diferentes comunidades, pero incluso hoy en día para cuestiones comerciales.
“Por tradición, por la cultura mexicana, ese ha sido el objetivo principal del muralismo, el representar ciertos aspectos étnicos de cada región del país, aunque claro, hay vertientes que se encaminan hacia otras cosas más ligadas, desde cuestiones totalmente comerciales, algunos otros temas políticos, hay ocasiones que el arte, el muralismo, se puso a disposición de ciertas ideologías políticas”, dijo en entrevista para MILENIO Estado de México.
Pasión desde pequeño
El joven de 32 años, y originario del poblado de San Francisco Tlalcilalcalpan del municipio de Almoloya de Juárez, señala que desde niño le llamó la atención las artes y su mayor inspiración para dedicarse a esto, fue porque vio los murales de Diego Rivera, González Camarena y José Clemente Orozco en la Ciudad de México.
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“Siempre quise trabajar formatos grandes, por el reto que suponía y porque también es una oportunidad bastante completa e interesante para abordar los temas que traía, por eso decidí comenzar a pintar en tamaño más grande”.
Actualmente, Reyez Rayón está realizando un mural de su poblado de origen, en la obra ya se pueden ver mujeres, niños, hombres, así como el Xinantécatl.
“La mayoría de veces trabajo con una composición basada en sección áurea, para que los elementos estén bien equilibrados y posteriormente se procede a realizar el trabajo de los bastidores, de los fondos y poco a poco se va trazando”.
Comentó que el primer mural de su total autoría, lo realizó en la Plaza Cívica de la cabecera municipal de Villa Victoria, en el que el tema fue el papel que tiene la mujer mazahua en la demarcación.
“El otro que tal vez sea como el más importante para mí en este momento, ha sido el que realice en el museo de antropología e historia del Centro Cultural Mexiquense. El trabajo era hacer una línea temporal con la historia del Estado de México”.
Reconoció que solo ha pintado murales en el Estado de México, pero ha trabajado con otros artistas de estados como Morelos, pero espera que a futuro su trabajo llegue lejos e inspire a nuevas generaciones.
“Acercar a los niños a estas expresiones artísticas que sirven de buen materia didáctico de repente para explicar distintas cuestiones de la cultura, tradición e historia”.
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Arte, sector caro
Reyez Rayón explicó que uno de estos murales tienen un valor desde 15 mil hasta 50 mil pesos, y sí bien parece que son precios altos, esto se debe a que además de que incluyen el talento del artista, se tiene que gastar en diversos materiales, así como el tiempo ya que pueden ser de tres semanas hasta un año y medio, por la complejidad de la obra.
“La gente es quien lo va valorando, ellos son los que le ponen el precio, yo les puedo dar un estimado, pero al final de cuentas las personas y los espacios legitimizan ese tipo de propuestas. La cuestión de los materiales es otro tema, generalmente las herramientas que se llegan a utilizar son bastante caras, en general el material el arte es caro. Se necesitan bastante pintura, andamios, el personal, viáticos, montaje y el transporte”.
Apoyo de la tecnología
El también ex estudiante de la licenciatura de arte plásticas de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex) expuso que el muralismo también se ha beneficiado de la tecnología, porque los procesos de elaboración se han acortado.
“Por ejemplo, en la realización de los bocetos puedes ir agilizando, en mi caso realizó una especie de collage digital recabando imágenes de distintas fuentes, como libros antiguos, revistas, internet y fotografías. Ya con los programas fácilmente vas intercambiando las figuras, cuando antes tenías que estar haciendo dos o tres bocetos diferentes”.
Por último, Reyez Rayón consideró que en el futuro del muralismo, habrá dos vertientes, el clásico que va con la composición áurea y la otra con una dirección a nuevas técnicas como realidad aumentada, es decir, con murales que reaccionen con el movimiento del espectador.
MAM