En 2011, dentro de la celebración por el vigésimo aniversario del Museo Amparo, se inauguró su terraza, cuyo concepto fue innovador en el país y con el tiempo fue replicado por otros recintos. Empero, la terraza del Museo Amparo destaca pues además de respetar el concepto del sitio, la adecuación estableció una relación con el paisaje urbano del Centro Histórico de Puebla.
“En el proyecto de actualización, de renovación arquitectónica, lo que se consideró fue presentar una convivencia armónica entre los edificios históricos y la arquitectura contemporánea”, explicó la coordinadora de Comunicación del citado espacio museográfico, Silvia Rodríguez Molina.
Añadió que la terraza “es uno de estos elementos que se incorporan como una opción para poder aprovechar justamente las azoteas y el cubo que tenemos es una propuesta que hace el despacho del arquitecto Enrique Norten de conservar esta idea de las cúpulas del Centro Histórico proponiendo una cúpula contemporánea de cristal”.
Indicó que “a partir de ese proyecto de renovación, la terraza se abre al público con servicio de cafetería, con oportunidad de que los visitantes puedan tener un espacio para el término de su recorrido, por la colección permanente, por las salas de arte prehispánico, virreinal y contemporáneo, tener un espacio con una galería al aire libre desde la cual poder disfrutar la vista al Centro Histórico”.
Agregó: “También tener un espacio de descanso, de convivencia y, por qué no, también para poder tomar alguna bebida, refrescarse y continuar con su visita por nuestros espacios”.
Asimismo, Rodríguez Molina informó que actualmente por la pandemia el museo recibe hasta 13 mil visitantes al mes, “y de ellos, como un 40 por ciento sube a la terraza. No todos”. No obstante, durante las Noches de Museo llegan a captar unos tres mil visitantes, “quienes aprovechan esta oportunidad de poder disfrutar la vista nocturna”.
Reveló que los visitantes se siente atraídos “por la vista que tenemos hacia el Centro Histórico, las cúpulas de la Catedral, las torres y de noche es maravilloso poder disfrutar de esta vista”.
Construcción desde 2010
Sobre su construcción, en 2010, la Fundación Amparo emprendió un proyecto de renovación arquitectónica a cargo de TEN Arquitectos, para que los inmuebles pudieran estar acordes a la vanguardia y reglamentaciones en materia de museografía, circulaciones y accesibilidad a personas con discapacidades.
Ante ello, el recinto se inauguró en 1991 por don Manuel Espinosa Yglesias y su hija Ángeles Espinosa Yglesias Rugarcía. Su compromiso es la difusión integral del arte prehispánico, virreinal, moderno y contemporáneo de México.
Cuenta con un acervo de más de mil 700 piezas de arte prehispánico y es considerada la colección más importante de un museo privado en México; también resguarda más de mil 300 obras de arte virreinal y de los siglos XIX y XX.
El museo se encuentra alojado en un edificio virreinal que originalmente fue el Hospital de San Juan de Letrán, erigido en 1538. Cabe mencionar que fue el primero que operó en Puebla.
En el siglo XVII el obispo Juan de Palafox y Mendoza modificó su uso sanitario para albergar instituciones educativas. Más tarde, en 1871, una parte fue adquirida por el abogado Vicente Espinosa Bandini, abuelo de don Manuel Espinosa Iglesias, para establecer su residencia, y desde 1991 el conjunto es sede del Museo Amparo.
De forma previa, se encargó la remodelación al arquitecto Pedro Ramírez Vázquez. Dos décadas después el rediseño recayó en el ya citado arquitecto Norten. El principal objetivo que le plantearon fue dotar al museo de todas las facilidades para convertirse en un espacio de diálogo entre sus exposiciones y un nuevo lenguaje arquitectónico contemporáneo.
De esta manera, surgió la adecuación que mantiene una relación del edificio con su contexto y se aprovechó que se cuenta con una vista de 360 grados de la ciudad.
AFM