Cada mañana, con el cansancio de los años y la esperanza intacta, doña Emma se despierta con el mismo propósito: conseguir la libertad de su hija. Desde hace 13 años, Natalia sobrevive en prisión, pagando con su vida el delito de haberse defendido.
La historia de Natalia es la de muchas mujeres en México. Su relación con un hombre de Tehuacán comenzó con promesas, pero pronto se convirtió en un infierno. La alejó de su familia, la sometió a violencia y la obligó a prostituirse, exigiéndole dinero a diario.
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Un día, Natalia no pudo entregarle la cuota. La discusión escaló, la agresión fue inminente y, en medio del forcejeo, Natalia lo hirió de muerte.
En un sistema que muchas veces juzga a las mujeres antes de escucharlas, no se le reconoció el derecho a la defensa propia. Con una representación legal deficiente, terminó condenada a 20 años y 8 meses de prisión.
A pesar de que su sentencia se redujo a 15 años y 10 meses, su libertad depende de una deuda impagable: 130 mil pesos de multa, 20 mil por un grillete electrónico, 2 mil pesos mensuales por su uso y 30 pesos por cada metro que camine.
A decir de los jueces, Natalia puede alcanzar su libertad, cuenta con el estudio psicológico que demostró no representa un peligro para la sociedad, cuenta con diplomas por participar en un equipo de basquetbol, en ceremonias cívicas declama, forma parte de la escolta, termino sus estudios de secundaria.
La madre de Natalia, una mujer de la tercera edad, enferma de diabetes, pide a Dios le de vida para ver en libertad a su hija.
"Yo ya me siento mal, cansada de tanto subir y bajar viendo a mi hija", dice doña Emma con voz firme. Hoy, con el dolor de una madre y la determinación de una mujer que no se rinde, pide apoyo a la ciudadanía y al gobernador Alejandro Armenta para conseguir los recursos que permitan la liberación de Natalia, a la par de pedir ayuda a la sociedad que lo desee en la cuenta Bancoppel 4169160866102495.
La señora pidió a la gente su apoyo económico para reunir la suma de dinero que le están pidiendo autoridades que están en el Cereso de San Miguel en Puebla, quienes además le advirtieron, “no piense que por aquí pague, por aquí va a salir, todavía va a tardar cinco o seis meses”.
Natalia lava ropa y teje bolsas para sus hijos
Doña Emma contó que para la manutención de los dos hijos que dejó Natalia, lavaba ropa de los reos, aprendió a tejer bolsas, entre otras actividades que ha emprendido.
La madre de Natalia dijo que durante el tiempo en que Natalia ha estado detenida, sus hijos que ahora son jóvenes no la visitan, incluso, uno de ellos le dijo: “mira abuelita así como mi papá se está pudriendo en el panteón, mi mamá que se pudra en la cárcel. yo no la necesito”.
Emma reflexiona y revela que estas palabras le duelen porque sus nietos no saben del maltrato que su madre vivía a quien en ese entonces su pareja que la prostituía y le exigía le 500 pesos diarios.
CHM