Salen a la calle con los ojos vendados y tratan de vivir el mundo como lo haría una persona con discapacidad, se trata de un grupo de estudiantes del tercer año de la carrera técnica en Atención Infantil del instituto Palatino, quienes desarrollan la empatía a través de actividades prácticas en la calle, sólo así podrán sentir lo que es vivir una discapacidad en carne propia.
A decir de su profesora, Alma Isela Guzmán Gálvez, especialista en Educación Especial y responsable de esta asignatura, sus estudiantes habrán de dominar la lectura y escritura del Braille, a final de año, pero no sólo deberán hacerle desde un marco teórico, si no práctico; por salieron a realizar el examen mensual donde habrán de demostrar que son capaces de ubicarse en las calles de la ciudad, como lo haría una persona con ceguera o debilidad visual.
Demasiadas carencias.
En la actualidad existe poco material para personas con discapacidades visuales y de otro tipo, tanto en el plano didáctico como en el mobiliario urbano, por ello las estudiantes aprenden a desarrollarlos para mejorar la vida de estas personas, sin embargo el principal problema es la falta de educación en ese sentido.
"Es necesario que la sociedad se vuelva empática, México no tiene ni la educación, ni la cultura para incluir a este sector", dice Guzmán Gálvez, quien reconoce que las autoridades han hecho esfuerzos en materia de inclusión, pero no son suficientes. "Los ciudadanos debemos educarnos para saber tratar con ellos, comenzando por saber como se denomina a cada una de estas personas, decimos sordomudo, cuando solamente deben ser llamados sordos, y desde ahí proyectamos nuestro desconocimiento."
"Cuando podemos ayudar a una persona ciega en la calle para atravesarla, no sabemos hacerlo. Sólo llegamos y la agarramos, cuando lo que debemos hacer, es ponernos a su lado para que ellos nos agarren del brazo. No debemos invadir su espacio vital, porque los hacemos sentir inseguros. Eso es lo que tenemos que hacer como ciudadanos, educarnos para hacerlos sentir integrados en la sociedad."
Ambulantes el estorbo diario
En la ciudad hacen falta más señalamientos en braile y guías podotáctiles, reconoce la profesora, pero lo más lamentable es que los ciegos van caminando por la calle y las guías podotáctiles están ocupadas por los puestos ambulantes; "el ciego tiene que rodearte, en lugar de que tú te hagas a un lado, estás invadiendo parte del espacio que a él le toca." Incluso -reconoce, en el centro muchos ciegos se han lastimado a causa de los puestos.
Desafortudamente ambulantes y automovilistas también invaden las rampas en las banquetas, por lo que las personas en silla de ruedas tienen que hacer un esfuerzo enorme para cruzar las calles, lamentó.
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