Obras de NAIM Santa Lucía agotarán acuíferos: UNAM

De acuerdo con el MIA, la edificación en Santa Lucía saturará el acuífero Cuautitlán-Pachuca, que abastece a Hidalgo, Edomex y CDMX, ya que actualmente está sobre explotado en más de 800 %

En la región ya iniciaron los trabajos correspondientes. (Jesús Quintanar)
Alejandra Gudiño
Toluca /

Habitantes del Estado de México, Hidalgo y la Ciudad de México padecerán desabasto de agua potable durante la etapa de preparación y construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de Santa Lucía, puesto que el acuífero Cuautitlán-Pachuca, que es el que abastece a la Zona Militar número 1, ya se encuentra actualmente sobre explotado más de 800 por ciento. 

Así lo establece el documento elaborado por el Instituto de Ingenieros de la UNAM, denominado Manifiesto de Impacto Ambiental (MIA). 

Determina que en la preparación y edificación se impactará el manto hídrico que, con base en estudios efectuados por la Conagua, hoy en día tiene problemas de sobre explotación, pues mantiene el flujo del líquido vital en tres entidades. 

El manifiesto subraya que son 750 metros cúbicos al día los requeridos para iniciar los trabajos de la construccón, por lo que el impacto para los habitantes será la escasez de agua, ya que este recurso será canalizado a las tareas de nivelación, compactación y preparación de concretos y servicios. 

En el MIA se da a conocer que en el predio de Proyecto (actual Base Aerea Militar No. 1 – Santa Lucía) existen tres pozos en diferentes profundidades: el primero está a 127 metros, con un nivel estático de 76 metros; el segundo a 300 metros, con un nivel estático de 74 metros; y por último el tercero se encuentra a 220 metros de profundidad, y su nivel estático es de 74 metros. 

Dichos sitios ubicados dentro del predio aportan un volumen de 36, 40, y 20 litros por segundo, es decir, cuentan con el caudal suficiente para el proyecto. 

En el estudio se manifiesta que al considerar todo lo anterior se puede decir que los radios de abasto cada vez serán más pronunciados, lo cual provocará que el nivel estático del líquido subterráneo disminuya en los siguientes años, lo que hará vulnerable su disponibilidad.

 Se reitera que durante las citadas etapas, la obra utilizará maquinaria pesada para desmontar y despalmar la vegetación, para la excavación, cimentaciones, movimentos de tierra y nivelaciones del terreno, de manera que el suelo sufrirá cambios en su estructura, y ello provocará que durante las precipitaciones el agua no llegue a infiltrarse por la compactación del mismo, y con ellos disminuirá la infiltración hacia el acuífero Cuautitlán-Pachuca.

El documento resalta que el suelo que predomina en el área de estudio es arcilloso e impermeable, lo cual impide que la lluvia pueda infiltrarse con facilidad y dotar la recarga al manto, motivo por el cual el impacto se considera adverso. 

Por otro lado, el hecho de generar y manejar aguas residuales, residuos no peligrosos y de manejo especial, hace que la mala disposición los infiltre al subsuelo y el cuerpo hídrico esté propenso a contaminarse. Se reitera que la fuente de abastecimiento para el proyecto está totalmente garantizada por los pozos existentes en el lugar, cuestión que implicaría no tener que recurrir a la red municipal para poder contar con el gasto requerido. 

Enfatiza que el impacto de esta etapa sobre el suministro será benéfico en lo que se refiere al inicio de la obra de construcción del Nuevo Aeropuerto, pero no para las comunidades que reciben el líquido del acuífero, ya que aunque se disponga del recurso, por lógica, al extraer el agua del manto le quitará volumen de extracción a los pozos aledaños. El estudio indica que una vez terminado el NAIM en la base aérea de Santa Lucía, se ha planteado utilizar agua proveniente del Valle del Mezquital.

LC

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