En la estación de Bomberos número tres, en el municipio de Monterrey, una de las más antiguas en Nuevo León, el teniente Juan Antonio Ramírez reconoce que ser bombero causa preocupación constante en sus familiares debido al riesgo de su labor; por lo que cada día, con la ayuda de Dios, espera que cuando sale de su casa para ponerse el traje de héroe en la comunidad, regresar a ella sin ningún contratiempo.
“Ojalá que cada que salga de la casa siga regresando, está el riesgo, pero siempre, gracias a Dios, vamos y venimos”, puntualizó.
A un lado de la máquina 37, de El Titán unidad 56 y de la unidad para incendios forestales, el teniente recuerda que su padre, el capitán Antonio Ramírez, estuvo en esta misma estación, la cual conoce desde que tenía seis años.
“Yo soy hijo de bombero, aquí mi papá trabajó, y ahora me tocó a mí seguir la tradición, ya llevó 24 años, mi papá fue capitán aquí, desde chiquillo me traía mi papá acá, él ya falleció”, compartió.
Por otra parte de la estación, comparte, está el altar dedicado “al teniente Santos, Héctor, Rubén, Victorio”, a los cuales en días como este lunes, Día del Bombero, se les recuerda con aún más cariño y agradecimiento.
En cuanto a las necesidades, mencionó, están las de nuevas unidades, equipo de protección, así como más capacitación “porque los cursos están caros”.
De igual forma, dijo, un factor clave de su trabajo es que son parte integral de la comunidad, un vecino más de la misma.
“La relación con los vecinos siempre ha sido muy buena, y somos un vecino más dentro de esta comunidad”, precisó.
Confesó el teniente que los incendios que más impacto le causan son los relacionados con niños. Estos siniestros, agregó el padre de dos menores de edad, uno de 13 y otro de 15 años, son los que más huella en su memoria dejan.
“Cuando se ven involucrados niños, son incendios que te dejan marcado”, mencionó.
A pesar del riesgo, remató el teniente que el apoyo de su familia, de sus hermanas, de su pareja e hijos, son clave en su motivación diaria en su labor.
“El incendio del Royale fue el peor en mi caso”
Con 18 años de experiencia, Rodolfo Damián Pérez, oficial de Bomberos Nuevo León, compartió que cuando la ciudadanía les agradece es un aliciente para su trabajo; además confesó que una de sus experiencias difíciles como apagafuegos fue el incendio en el casino Royale.
“El peor de los incendios en los que he estado, el del casino Royale, en ese entonces estaba en la estación central, fuimos la primer máquina en llegar ahí a trabajar.
“Y lo mejor para mí es ver el agradecimiento de la gente cuando te reconocen el servicio o en los desfiles como nos aplaude la gente”, subrayó el oficial de Bomberos Nuevo León.
En cuanto a las necesidades que tienen en la corporación, agregó el apagafuegos, que a pesar de ellas han salido adelante. Aunque sí comentó que requieren un apoyo más decidido por parte de la sociedad, empresas y autoridades correspondientes.
“Sí hay necesidades, pero le hemos dado adelante con lo que tenemos y le damos macizo”, enfatizó.
En su caso, explicó, al entrar a esta corporación al principio sí lo veía como un trabajo, sin embargo, ahora está seguro que es una vocación.
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