Omar Árcega era un niño que jugaba por los corredores del Barrio de Analco; en su juventud, observaba distintos tipos de expresiones en el Barrio del Artista, en el Museo Amparo o en la Casa de la Cultura, sin embargo, nunca se imaginó que sus obras artísticas algún día darían la vuelta al mundo y se exhibirían en distintas galerías nacionales e internacionales.
Nacido en 1981 en Puebla capital, el artista cayó en cuenta desde pequeño que para cumplir su sueño debía dejar el estado. Por ello, en 2002 ingresó a la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, en la Ciudad de México, para estudiar Artes Plásticas. En entrevista para MILENIO Puebla, Árcega platicó que no ha sido fácil alcanzar el reconocimiento que ahora posee, el cual ha sido resultado de años de profesionalización y, sobre todo, aprender a reconocer y trabajar en resolver los errores.
“Es difícil pero hay que tener mucha confianza, hay que aceptar los errores, de los errores es cuando más se aprende, no hay que dar por hecho que todo lo que hagas es maravilloso”.
Omar define al arte como “una cuestión del pensamiento y una traducción del pensamiento en un objeto real, en una forma”, por lo que se toma muy en serio el proceso para iniciar una nueva pieza o toda una colección, con horarios definidos y el desarrollo de un lenguaje personal, un trabajo de tiempo completo.
“Cuando estoy interesado en algo, investigo un montón de referencias, trato de tomar fotografías que se puedan vincular con el desarrollo de esa idea, leer cosas que me puedan hacer más claro o solucionar en mi cabeza la idea a desarrollar. Reflexiono sobre si la pieza va a ser hecha en dibujo, en pintura, en escultura, en video, en fotografía”.
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Adelantó que próximamente participará en exposiciones colectivas en Japón, en Suiza y en España, pero no es la primera vez que lo hará, pues antes se presentó en Guatemala y Argentina; además, por sí solo ha montado exposiciones individuales en distintos espacios de talla nacional e internacional.
En 2009 preparó “Bitácoras y percepciones en el camino de acero”, en el Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos (MNFM), Puebla; ese mismo año estuvo en Café La Gloria, en la Ciudad de México, con “Safari”.
En 2012 presentó “Paranoia”, en Arróniz Arte Contemporáneo y un año después mostró “Power” en Polyforum Siqueiros, éstos dos últimos en la Ciudad de México; pero sin lugar a dudas se llevó los reflectores en 2015 con su “Black Mirror”, el cual estuvo exhibido en Oxo Tower, Londres, Inglaterra.
Igual de relevante han sido las publicaciones de sus obras en periódicos y revistas con publicación en México y Estados Unidos, sin olvidar que forma parte de algunas colecciones como la del Banco de México, la del Museo Nacional de la Estampa, la del Museo Taller Erasto Cortés y la de la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad Autónoma de Coahuila.
Omar Árcega compartió a MILENIO que está orgulloso de ser poblano “porque me ha hecho ser quien soy en el presente” y poco a poco intentará pagar la deuda que siente tener con la ciudad y su gente joven, por lo que continuará diseñando talleres gratuitos como Nodo Espacio de Experimentación Visual y Nodo Experimentación, los cuales se realizaron en 2019 en la galería del Palacio Municipal de Puebla.
Por ahora, Árcega confesó que trabajará en “reflexiones internas sobre todo esto que ha sucedido, no he parado en las cosas que estoy desarrollando” y próximamente anunciará dos exposiciones, una que se montará en una vitrina de la colonia Roma, Ciudad de México, así como una exhibición de “pequeñas culturas estridentistas en su taller”, al estilo de un Open Studio.
Ya sea en Facebook, Twitter o Instagram, @omararcega pone a disposición de la gente sus redes sociales para responder dudas o inquietudes sobre sus obras y animó a las nuevas generaciones para que vean en el arte no un trabajo, sino un estilo de vida.
“Hay público para todo y si hay cien personas a las que no les gusta tu idea y cómo la resuelves, hay cien más a las que sí les va a gustar, este mundo es tan variado que nos da la oportunidad de procesar todo lo que tenemos en la cabeza. Lo más peligroso que te digan es que está mal hecho, no lo pensaste bien, no lo desarrollaste al límite de las posibilidades”.
mpl