Sin parquímetros, los franeleros vuelven a las calles de Pachuca

Empleo informal. Como muchos, Juan se ocupa ganando unos pesos dando sitio para estacionarse en calles del Centro

Franeleros. (Archivo)
Pachuca /

Cientos de automóviles recorren diariamente las calles del Centro Histórico de Pachuca, sin importar la hora es un problema encontrar un espacio para estacionar un momento y realizar compras, trámites bancarios o alguna diligencia en el ayuntamiento como es el pago de impuestos, los espacios de los parquímetros están saturados, ya que no se cobra por su uso, tras dar un par de vueltas en la Plaza Independencia de pronto una franela roja brillante asciende e indica que hay lugar para aparcar el vehículo.

Sin perder tiempo, la persona que ondea el pedazo de tela en el aire se acerca a la ventanilla e indica que puede dejar su carro en este espacio, asegura que estará vigilado y que no corre ningún riesgo; informa también que no es necesario pagar en la máquina de cobro porque su operación esta suspendida, “fue el presidente municipal que los clausuró otra vez”, asevera.

Después se aleja y comienza a hacer la misma danza urbana, señales que a lo lejos cualquier conductor sabe interpretar más claro que una señal que diga “estacionamiento: hay lugares”, por lo que su labor no se detiene en ningún momento. Pasan los minutos y así como un auto abandona su espacio, llega otro para ocupar su lugar, la movilidad en la capital del estado no cede, ni con el hoy no circula, “además sin el cobro de los parquímetros más gente sale con su auto al centro”, añade el franelero.

“Así quedó bien carnal, ya quedó así”, expresa al conductor, así transcurre su día y por esta labor recibe una moneda, dos o más, de acuerdo a lo que la gente quiera aportar, sin cuota fija. “Juan carnal… me llamo Juan”, afirma el también llamado “viene, viene”; platica que desde que se suspendió el cobro de parte de los parquímetros ha podido llevar a cabo su labor y ganar algo dinero por cuidar carros en la vía pública, lo cual no podría hacer con las máquinas de cobro operando.

“Nosotros somos los primeros que pedimos que ya los quiten, ojalá que ahora sí lo hagan, porque la neta carnal… ya nos hacía falta chambear para llevar dinero y comida a la casa, nos ha pegado mucho este tema de la pandemia y sin trabajo la neta está cabrón”, expresa; mantiene su rostro oculto tras un cubrebocas, una gorra que obscurece sus ojos, pero su tono de voz refleja serenidad, incluso felicidad.

Asegura acatar las medidas sanitarias, dentro de sus posibilidades, pues no carga con gel antibacterial, “pero los dueños de los negocios de aquí cerca (inmediaciones de la Plaza Independencia) nos echan la mano, nos dejan entrar a sus baños, usar su gel antibacterial, tratamos de cuidarnos, porque sí queremos trabajar, pero no me quiero morir por no cuidarme”, señala.

Su ganancia depende de lo que entregan los conductores, llegan después de un tiempo a su vehículo, Juan se apresura a indicarle que su auto está bien, sin daños ni algún contratiempo por no pagar el parquímetro, le extiende la mano y le da una moneda, “a veces me dan cinco pesos, 10 pesos o más, algunos me dicen que es lo que hubieran pagado al parquímetro; otros a veces no dan nada, no tienen obligación”, manifiesta; pero en un buen día asegura obtener entre 300 y 400 pesos al día, un sueldo aproximado de entre 9 y 12 mil pesos mensuales, sin prestaciones o beneficios de Ley, dinero que dice apenas alcanza para sus gastos.

Recursos del servicio

A lo largo de cinco años la operación de estos cajones de estacionamiento en la vía pública ha generado un monto de 20 millones 536 mil 1.12 pesos por el concepto de servicio de los parquímetros en la capital de Hidalgo, así como de las multas impuestas a los automovilistas por la omisión en el pago de estos espacios de estacionamiento en la vía pública.

Éste se divide a su vez en 16 millones 370 mil 652.41 pesos, monto que le corresponde al municipio por el servicio que presta la compañía Moviparq; así como de un total de 4 millones 165 mil 348.71 pesos, por concepto de multas y sanciones por el mal uso de estos; sin embargo, cabe resaltar que esta cantidad es únicamente el porcentaje que le entrega la empresa al municipio, el cual es sólo el 40 por ciento del total de ingresos que obtiene la empresa, por lo que Comuni Park S.A. de C.V., debe percibir más del doble de estos montos, es decir más de 40 millones de pesos en cinco años.

De acuerdo a cifras del ayuntamiento, se recibían cerca de 300 mil pesos mensuales por la operación de estas máquinas de cobro, pero desde su inhabilitación por causa de la contingencia sanitaria y ahora por sanciones de parte de la administración municipal, han mermado este ingreso; ahora el dinero de los ciudadanos que utilizan la vía pública se va a los llamados franeleros, no más de 10 que se ubican en las principales calles del Centro Histórico y Plaza Independencia, lo cual estima un recurso de entre 90 mil y 120 mil pesos mensuales, tomando en cuenta que cada uno percibe al menos un promedio de 10 mil pesos al mes, entre 300 y 400 pesos diarios.

Juan agita su franela roja en el aire, chifla y “echa aguas”, a veces le entregan una moneda por hacerlo, a veces no, “pero mientras pueda seguir en esto voy a hacerlo, necesito comer y mi familia necesita el dinero, mientras me dejen aquí voy a estar y voy a seguir ayudando a mi familia y a la gente que busca un lugar para estacionarse”.

  • Teodoro Santos

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