Xin Xin, la última panda gigante nacida en el zoológico de Chapultepec, cumplirá 28 años el próximo 1 de julio. Junto con su tía Shuan Shuan, que cumplirá 30 el 15 de junio, son las pandas más longevas que existen fuera de China gracias a los cuidados otorgados, pues desde 2008 dejaron de utilizar la jaula de contención para su manejo y asistencia médica, el cual se cambió por un método de entrenamiento para que no se estresen.
“Xin Xin corresponde a la tercera generación de pandas nacidos en Chapultepec”, es hija de Tohui, la primer panda nacida en México que llegó a la edad adulta. Este zoológico es el único fuera de China donde los pandas se han reproducido exitosamente por métodos naturales. Shuan Shuan es la tía de Xin Xin, hermana de Tohui y todavía nos acompaña”, señaló Claudia Levy, directora general de Zoológicos y Vida Silvestre de Ciudad de México.
El zoológico de Chapultepec abrió las puertas del Complejo Panda a MILENIO para corroborar cómo el condicionamiento operante permite dar una mejor calidad de vida a estos mamíferos.
“A partir de 2010 se inició con este tipo de adiestramiento, pensado en que eran ejemplares adultos geriatras. Es un adiestramiento para manejos clínicos, donde se evalúa la salud del ejemplar sin necesidad de utilizar la jaula de contención que antes se usaba, sin estrés para mejorar la calidad de vida”, explicó Elías García Ramírez, el cuidador de las pandas gigantes desde hace 20 años.
“La jaula era en un espacio de 3 metros por 1 metro, la cual se comprimía hasta que el ejemplar quedaba inmovilizado, entonces era cuando se aprovechaba para hacer la curación o vacunarla”, lo que le generaba algo de estrés al ejemplar, comentó.
***
Son las 10:30 horas y Elías se dirige al pasillo de entrenamiento, ubicado detrás del exhibidor de las panda. Abre las compuertas y en cuestión de minutos aparece esplendorosa, la tierna Xin, como le dicen.
Los separa una reja, él utiliza un silbato y un bastón denominado target para darle indicaciones, así como trozos de manzana como premio por colaborar. Lo acompaña la médica Miryam Nogueira Marmolejo.
La sesión del día inicia con el cepillado de su pelo bicolor “para ver la integridad de la piel, descartar parásitos, lesiones y mantenerlo limpio y seco para evitar infecciones”, comenta Levy.
Xin define a qué ritmo trabajar, aclara la funcionaria, pues no se le obliga a “obedecer”. Elías le da una indicación, pero ella se va a dar la vuelta, regresa y sigue la instrucción de su cuidador a cambio de más manzana.
“Elías le da la indicación de abrir la boca, eso es muy importante para revisarle la cavidad oral, ver si no tiene algún problema dental”, explica Claudia Levy, pues tanto el cuidador como la médica están concentrados en el entrenamiento matutino que se realiza a diario, y permite tomarle muestras de sangre, sin resistencia, pues al recibir la instrucción la panda saca su brazo y lo coloca en un soporte e incluso cierra el puño, mientras extraen la muestra. Y si se dificulta encontrar la vena en el brazo derecho, también es entrenada para presentar el izquierdo.
“Ya ahí, mientras Elías la está vigilando y dándole la instrucción de que se quede quieta, la doctora Miriam puede tomar una muestra de sangre sin estrés, sin dolor y sin obligarla a hacer algo que no quiere, todo es a través del refuerzo positivo”.
Pero no es todo, también ha sido entrenada para permitir tomarle Rayos X del torso, cráneo o lo que se requiera. A la indicación de Elías, Xin puede quedarse quieta en sus cuatro patas, sentarse o acostarse mientras la médico mueve los “domis” que simulan las placas y el aparato de Rayos X.
Y también logra levantarse en dos patas, para poder auscultarla. “Ahí puedes escuchar el corazón, los pulmones, si quisiéramos hacer un ecocardiograma, pero no quiso”, comentó Levy, tras vers que Xin decidió ir a beber agua.
Pasados unos cinco minutos, Xin regresa para finalizar la sesión: la toma de muestras del epitelio vaginal y una checada a sus patas. Ahora sí, llega la hora de comer, una dieta basada en 10 kilos de fresco y crujiente bambú, más un concentrado de manzana, zanahoria y arroz.
Elías lleva el manjar al exhibidor, cerca del cristal donde los visitantes pueden conocer a Xin. Y en cuanto el cuidador sale del sitio, ella se apresura a tomar sus alimentos, ante el asombro de decenas de niños que se entusiasman al verla. Xin Xin y Shuan Shuan podrían ser las últimas pandas en territorio mexicano, pues China ya no obsequia estos ejemplares como símbolo de amistad y gesto de buena voluntad, como ocurrió en 1975.
“Actualmente el gobierno de China en un afán de conservar a la especie y poder invertir fondos han determinado la renta de los ejemplares, nosotros siendo un zoológico gratuito no tenemos las posibilidades de pagar esta renta que es aproximadamente 1 millón de dólares por panda por año y si hay cualquier nacimiento esos pandas deben regresar a China. Estas son las únicas en todo el mundo que no le pertenecen a China, son pandas mexicanas y esperamos que nos duren muchos años más”, explicó Claudia Levy.
A pesar de que el Zoológico de Chapultepec “ha demostrado con creces los excelentes cuidados que les proveemos a los pandas”, las gestiones para conseguir otra pareja deben realizarse a nivel gubernamental. “Creo es muy importante, porque realmente hemos aportado a la conservación del panda a escala mundial una gran cantidad de información”.