Alberto Ruiz Pérez, cura de la Parroquia “Nuestra Señora del Refugio” ubicada en el municipio de San Pedro Tlaquepaque, denunció que en la colonia Cerro del 4 no hay vigilancia. Las patrullas no pasan y además se les olvida que este refugio es una casa de seguridad para las personas provenientes de Sudamérica. En menos de 48 horas ocurrieron un asalto y una extorsión.
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“Es muy difícil que venga una patrulla. A veces, yo tengo que ir por ella. Además también repartimos despensas a personas pobres y a veces andas drogadictos, borrachos y muchas amedrentan a la gente o los amenazan con armas, pero no vienen, uno tiene que intervenir”, lamentó.
El jueves pasado, un grupo de seis sujetos armados ingresaron a la casa del religioso y se apoderaron de 20 mil pesos en efectivo. Los cinco hombres y la mujer sometieron al sacerdote a golpes y con el arma, amagaron a las religiosas que colaboran en El Refugio Casa del Migrante.
En entrevista, el párroco relató que esa noche, una pareja se acercó a él para pedirle un servicio religioso, porque querían hacer un juramento ante Dios, ya que atravesaban por un momento difícil dentro del matrimonio. El sacerdote accedió y abrió la puerta de la casa parroquial.
“Abro la puerta, fui por una pluma y una papeleta para llenar el juramento, y entonces saca las armas y me hacen a un lado, y se meten otros cinco en total eran seis personas armadas y empiezan amedrentar a todos, y me someten en el suelo, y me empiezan a golpear para que les entregue el dinero”, narró.
“Total, se meten a mi recámara, la voltean por todos lados y encuentran una cantidad de dinero que tenía ahí”. Eran 20 mil para concluir las obras que realiza en el templo. “Iba a pagar una escultura y otros trabajos”, precisó.
El cura reveló que de las seis personas armadas, algunos estaban cubiertos del rosto y “otros no, porque las cámaras de video vigilancia del refugio captaron cuando ellos entraron”.
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“En la grabación solo se ve cuando uno de ellos baja y regresa, como que le da luz para decirles que ya no hay gente y que pueden pasar, solamente estaban los que estaban conmigo. La cosa es que cuando ellos regresan ya venían otros. Primero ingresa la pareja y después entran los demás estaban esperando que abriera la puerta para entrar todos”, reveló Ruiz Pérez.
Al parecer, los hombres y la mujer que participaron en dicho robo, son los mismos que cometieron una extorsión ese mismo jueves.
Resulta que al mediodía, el padre salió a oficiar una misa y los delincuentes aprovecharon su ausencia para robar 40 mil pesos de la casa parroquial donde solo estaban su madre y la trabajadora doméstica.
“Estuvieron llamando por teléfono diciendo que yo había tenido un accidente y que estaba detenido y que ocupaban dinero. En fin, supuestamente habló un sacerdote y la persona que hace el aseo se la creyó, e ingresó a sacar el dinero”, contó Ruiz Pérez.
La trabajadora encontró los 40 mil pesos, y se los entregó a dos cuadras del templo donde estaba una camioneta: “No se acercaron aquí, sino la cámara que tenemos aquí podía haberlos captado, pero no fue así. Ella les entregó el dinero, después de media hora de estar las buscando y ellos se retiran”.
Además, un tercer caso sucedió la mañana del viernes, con los estudiantes de universidades públicas o privadas que acuden al albergue como voluntarios para apoyar en la Casa del Migrante.
Se le envió –junto con dos migrantes- a tirar cosas que ya no se requerían en el albergue, pero los oficiales los venían siguiendo, porque llevaban placas de Sinaloa y además, estaban acusados de ser secuestradores.
“Cómo van a ser secuestradores dos migrantes y uno de ellos hasta con prótesis tiene. Los estudiantes son colaboradores”, cuestionó.
Ante esto, y como una medida de seguridad, se suspendieron las actividades de los estudiantes en el refugio del 26 al 3 de noviembre, informó el párroco. Por el caso del robo en la casa parroquial presentaron denuncia ante la Fiscalía del estado de Jalisco, pero resulta que los peritos “solo hallaron una huella que no es legible”.
Los hechos, fueron considerados como una agresión directa y certera al equipo de El Refugio Casa del Migrante. Además piden protección para el padre, religiosas y colaboradores del albergue.
“Que la Fiscalía atienda la denuncia como una agresión a defensores de derechos humanos para personas migrantes”, exigió la Casa del Migrante.
El párroco denunció que en la colonia Cerro del 4 no hay vigilancia. Las patrullas no pasan y además se les olvida que este refugio es una casa de seguridad para las personas provenientes de Sudamérica.
“Es muy difícil que venga una patrulla. A veces, yo tengo que ir por ella. Además también repartimos despensas a personas pobres y a veces andas drogadictos, borrachos y muchas amedrentan a la gente o los amenazan con armas, pero no vienen, uno tiene que intervenir”, lamentó.
MC