Pirotecnia: mano de obra que le da vida y color a las fiestas

Especial de Fin de Semana

Los fuegos artificiales en la entidad se realizan a mano, incluyendo la decoración y en base; desde pequeños petardos hasta los usados en grandes espectáculos.

La producción de fuegos artificiales artesanales tiene más de 200 años de tradición en México.(Tania Contreras)
Claudia Hidalgo
Toluca /

Después de varios siglos de vida, la Legislatura del Estado de México declaró a los “Toritos y la Castillería Pirotécnica Mexiquense” como Patrimonio Cultural Inmaterial del Estado de México, por lo que esta actividad se vuelve de interés público y social y se debe promover el respeto, fomento, conservación, promoción, patrocinio y su salvaguarda.

Con ello, la Secretaría General de Gobierno, la Coordinación General de Protección Civil y Gestión Integral de Riesgo, el Instituto Mexiquense de la Pirotecnia (IMEPI) y la Secretaría de Cultura y Turismo deberán adoptar las medidas que garanticen la viabilidad de esta medida, con la filiación, archivo, investigación, protección, impulso, conservación y transmisión de este patrimonio.

En coordinación con los artesanos de la entidad, deberán realizar lo necesario para promocionarlo y preservarlo conforme a la disponibilidad presupuestal correspondiente, por lo que la pirotecnia brillará en los cielos mexiquenses.

200 años de tradición

El IMEPI establece que la producción de fuegos artificiales artesanales tiene más de 200 años de tradición en México, donde destaca sobre manera el municipio de Tultepec, como la capital de la pirotecnia, por el número de familias involucradas en su fabricación.

Esto se debe a que en este municipio fue donde se registró el primer lugar donde comenzó a producirse pólvora, pues durante el periodo Colonial tenía abundante salitre, del cual podían extraerse los químicos para esta actividad.

Los fuegos artificiales fueron inventados por la población china, en usos ceremoniales y religiosos. La producción y su uso llegó a México con los europeos y la pólvora fue traída por los conquistadores en el Siglo XVI, aunque su popularidad se dio hasta el siglo XIX.

Hoy los países latinoamericanos son los segundos mayores productores, en su mayoría para uso doméstico, con mercancías que van desde pequeños petardos hasta grandes fuegos artificiales como los llamados “castillos” y “toritos” y actualmente los macro espectáculos piromusicales, donde el Estado de México destaca.

El tamaño de la producción mexiquense hace que desde esta entidad se atienda 60 por ciento de la demanda nacional y siempre se busca mejorar en todos los renglones, sobre todo en garantizar la seguridad de quienes producen, transportan, comercializan y usan, estableció la diputada Mirian Cárdenas.

En la entidad, indica el IMEPI, todos los fuegos artificiales son hechos a mano, incluyendo decoración y envase, en su mayoría en pequeñas fábricas o talleres que hacen desde pequeños petardos hasta fuegos artificiales de 12 pulgadas para espectáculos profesionales.

“Los castillos pirotécnicos son construidos por una estructura de metal o de madera, con cubos que se van ensamblando o apilando entre sí hasta llegar a la altura requerida, que puede ser de 15 o hasta 35 metros de altura, con una estructura anclada a la superficie por cuerdas resistentes para evitar su caída. Se les colocan diferentes piezas realizadas de madera, metal y vara, las cuales pueden ser figuras de diferentes formas y tamaños y en las que se colocan diferentes artificios pirotécnicos conocidos como luces o lumbreras, expulsores, silbatos, mecha pirotécnica, chisperos, fanales y demás efectos pirotécnicos” aseveró.

“Los Toritos”, agrega, constan de una estructura, principalmente de varas madera y alambre a la que se le da la figura del animal, para posteriormente forrarla con diferentes tipos de papel, que pueden ser bond, cartón, periódico o china; se decora con diferentes adornos y colores. En la figura del toro se coloca una segunda estructura de madera de diferente altura y ahí van los artificios, pero en menor cantidad. Además se le colocan ruedas con impulsores a los costados.

“Los Toritos” y castillería pirotécnica se han convertido en una verdadera tradición y representación histórica, cultural inmaterial por su creatividad, peculiaridad, unidad, rareza y antigüedad, con lo cual adquieren un valor excepcional que no pueden faltar en las grandes fiestas, como símbolo de fiesta, magia, felicidad, color y pasión por la vida.

Productores en la entidad

Los municipios que destacan dentro de los 60 productores son: Tultepec, Almoloya de Juárez, Amecameca, Axapusco, Ozumba, Texcoco y Zumpango en primer término.

Pero además están Acambay, Coatepec Harinas, Chimalhuacán, Huixquilucan, Ixtlahuaca, Jaltenco, Jilotepec, Jiquipilco, Jocotitlán, Melchor Ocampo, Otzolotepec, San Martín de las Pirámides, San Felipe del Progreso, San José del Rincón, Temascalcingo, Temoaya, Tenancingo, Texcoco, Toluca, Villa del Carbón, Xalatlaco y Zinacantepec.

En general, en esta actividad están involucradas de manera directo o indirecta más de 40 mil familias.

En total están vigentes 754 permisos para producir, almacenar, comercializar o transportar productos pirotécnicos en la entidad, que tienen cinco mercados artesanales pirotécnicos en San Pablito, El Chocolin, Jaltenco, Zumpango y el Mercado Luz Magia y Color de Tultepec.

Símbolo de fiesta y alegría

Sin embargo, en los 125 municipios de la entidad se comercializa pirotécnica para innumerables fiestas, sobre todo de carácter religioso, en una entidad mayormente católica con aproximadamente 8 mil 200 iglesias, con sus respectivas fiestas patronales cada año.

Además, en las cabeceras municipales se detonan fuegos artificiales en las principales celebraciones, como en la ceremonia del Grito de la Independencia, Año Nuevo, así como algunas celebraciones culturales como Quimera en Metepec, el Festival de las Almas en Valle de Bravo y en algunas bodas o fiestas privadas.

Esto, independientemente del tradicional uso que se les da a los cohetones para bombardear las nubes y alejar la lluvia o evitar se unan y las precipitaciones pluviales sean demasiado fuertes. Algunos más los utilizan en entierros, para seguir la carreta fúnebre, cuando sacan a algún santo a recorrer los barrios y colonias.

La pirotecnia ha sido relacionada, por un lado, con la fiesta y momentos de alegría, pero también con accidentes fatales que han cobrado la vida de personas dedicadas a producir, almacenar, transportar o entre quienes los queman o están cerca.

Esto ha llevado a reforzar las medidas de seguridad y a pedir a la gente que siga un serio protocolo para reducir el riesgo, dejando el encendido de las mechas en manos expertas, tomando en cuenta que el tamaño no importa, pues existen objetos pequeños que han causado serios problemas en menores.

Lo recomendable en caso de quemaduras es lavar la zona con agua limpia y fría, sin jabón; no colocar grasas, pomadas, aceites, polvos, cremas o soluciones de ningún tipo y acudir al médico. Si la ropa de alguna persona se incendia, hay que evitar que corra y apagar las llamas con una frazada, manta o tela gruesa, o en su caso haciendo rodar a la persona por el suelo.

Además de hacer un uso responsable, evitar que los menores los manipulen, no almacenarlos en casa, no guardar productos en el bolsillo, no llevarlos a la boca por una posible intoxicación.

Renacen ventas

Luego de dos años de pandemia, en los cuales no se pudo hacer detonaciones en muchas fiestas, este año vuelve la tradicional celebración del grito de independencia, una de las dos fechas principales en las cuales se concentra la mayor venta de este sector.

El titular del IMEPI, Derek Isaac Cancino Aguilar, resalta que el reconocimiento como Patrimonio Cultural hace justicia a una tradición presente desde el México prehispánico, donde se celebraba con fuego muchos momentos importantes, y ahora con más de 150 sustancias se mezclan entre sí para darle color y efecto.

En México, dijo, no se puede concebir una fiesta del 15 de septiembre sin pirotecnia. “Las grandes marcas internacionales, como Disney, la usan como símbolo de triunfo y alegría”.

Sin duda, refiere, existe un gran camino que recorrer para darle mayor seguridad, pero el reconocer esta actividad es un paso importante para que haya cimientos firmes para lograr que ésta sea una industria rigurosa.

El avance en la realización de espectáculos piromusicales han permitido reproducir en el cielo los rostros de los héroes patrios, que las detonaciones vayan de la mano con la música para generar un espectáculo aéreo seguro, por la lejanía de las detonaciones, las cuales son controladas por un software especial.

La derrama económica que se logra a nivel nacional es de 7 mil 700 millones de pesos anuales, de los cuales al menos 500 millones se quedan en el Estado de México, de acuerdo a las estimaciones del INEGI.

En las celebraciones del inicio de la independencia no sólo se usan en los 125 municipios de la entidad, sino en los 2 mil municipios, aunque algunos llegan a prohibir su uso, el cual sólo puede suspender la Secretaría de la Defensa Nacional.

En estas temporadas, los lugares donde normalmente laboran cinco o 10 personas, llegan a contratar hasta 80 personas para atender la demanda nacional.

Los protocolos de seguridad dificultan poder llevar los castillos o toritos en aviones o barcos, por eso en cada país se ha ido desarrollando esta industria como parte del espectáculo.

MMCF

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