Por cada suicido registrado en la entidad poblana, al menos, cuatro más se presentan en la realidad, situación que revela un subregistro o una cifra negra que no se reporta.
De acuerdo con el análisis de Quetzalcóatl Hernández Cervantes, coordinador del Doctorado en Investigación Psicológica de la Universidad Iberoamericana Puebla, el factor del género también es un indicativo importante, pues, las cifras oficiales muestran que por cada suicidio de una mujer, hay cuatro suicidios de hombres.
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En las muertes por lesiones autoinflingidas se presenta un aspecto constante que consiste en que no existe una razón determinante para que una persona decida quitarse la vida.
“El suicidio es un tema sociocultural, de identidad, de pertenencia y del tejido social. Si seguimos pensando que es un tema médico psiquiátrico o exclusivamente de atención psicológica, estaríamos empezando con el pie izquierdo para poder aspirar a que la mortalidad disminuya”, detalla Cervantes Hernández.
Actualmente, un grupo vulnerable corresponde a las personas entre los 15 y 22 años, donde existe una mayor tasa de suicidios; además, existen relaciones importantes con el consumo de sustancias: las personas dependientes del alcohol tienen diez veces más riesgo de atentar contra su integridad, apuntó el especialista.
Si bien no es una muerte natural, el suicidio es un tema de salud que concierne a la sociedad, manifestó el académico.
El investigador de la institución que forma parte del Sistema Universitario Jesuita resaltó la importancia de generar espacios para que las personas hablen sobre las muertes por lesiones autoinflingidas de manera responsable y con respaldo científico.
“Uno de los retos para suprimir el tabú es cerrar la brecha entre lo que investiga y lo que se divulga”, expresó el especialista en temas psicológicos.
Para el investigador en psicología, es fundamental la posvención que propone abordar las ideas suicidas de otras personas, especialmente de menores de edad, con respeto.
“El suicidio es el duelo más difícil, pues te deja muchas preguntas pendientes. Es importante ser vocal sobre ello para dar asistencia oportuna. Los padres y madres son quienes más sufren la pérdida”, añadió.
El coordinador del Doctorado en Investigación Psicológica de la Ibero Puebla destacó que las posturas epidemiológicas aseguran que este acto no es un trastorno que pueda diagnosticarse; por lo tanto, ocurre tras la configuración de una serie de eventos vitales.
Entre los factores de riesgo que aumentan la probabilidad de conductas autolesivas se encuentran, la personalidad hermética, temperamento impulsivo y estilos poco sanos de afrontamiento de la realidad.
El investigador de la Ibero Puebla añadió que, en contraste, los factores de protección como la cohesión familiar, la personalidad flexible y el afrontamiento de adversidades con inteligencia contribuyen a minimizar las intenciones suicidas
La mejor opción para frenar un intento de suicidio es la psicoterapia y la medicación. Ambas posibilidades enfrentan grandes retos: la primera, debido a la falta de acceso a atención especializada; la segunda, por la satanización de los tratamientos farmacológicos, añadió el especialista.
AAC