Don Ignacio Gudino Hernández es potosino por nacimiento, tiene 77 años, y a pesar de tener espalda encorvada está dedicado a trabajar como pepenador; él no tiene pensión y lo que gana apenas le da para sobrevivir, así implique poner en riesgo su propia vida cuando transita por la carretera Tampico-Valles.
Con su diablito apolillado va a paso lento, se cuida de la multitud de unidades que utilizan este medio de traslado que comunica con Altamira, y el norte de Veracruz.
Él no lleva bloqueador, pero protege su cara del sol con una gorra de propaganda política, del tiempo de Ernesto Zedillo.
Está cansado, aún así sabe que debe seguir porque solo de esa forma obtendrá el recurso que necesita para comer; quienes lo ven le dan para el "chesco", lo que él acepta, y agradece, mirando al cielo.
Viste con una camisa amarilla, de manga larga y pantalón de vestir color gris, ambas ropas percudidas por el tiempo; se sostiene de su propia cintura para tomar fuerzas y caminar, con un calzado desgastado que quizás ni sean de su número, pero del que se puede divisar que son unos Caterpillar.
Comprende que la vida lo destinó a cargar una dura prueba terrenal, porque desde los ochos años de edad comenzó a trabajar en el campo, a darle duró con el machete, y que le dejó cicatrices.
"Desde los ocho años empecé a trabajar, era necesario, mis espinillas quedaron cercenadas por las lesiones que me dejó el machete", expresó con voz fuerte.
A las 11:30 horas del ex basurero de Tampico salió con una pesada carga de material, con la que ganaría unos pesos.
Dijo a MILENIO Tamaulipas que parte de su familia está en Tamasopo, una sobrina, a la que desde hace tiempo no ve, pero que recuerda con afecto.
“Yo nací en Labor Cárdenas, de San Luis Potosí, tengo una sobrina por allá en Tamasopo, pero desde hace tiempo que no la veo”, externó al sumergirse en el tiempo.
Sus manos están callosas, pero demuestran fuerza, mientras su piel quemada por el sol confirman las horas que dedicó al trabajo, y su vejez, la sabiduría para no rendirse, aunque el capítulo de la vida sea complejo.
Nada lo doblegó, el señor Gudino aún con aliento continúo su camino, y dijo que esta es la forma de sobrevivencia cuando se es viejo por las pocas oportunidades que tienen las personas de la tercera edad; da gracias a Dios porque tiene vida y salud.