Efrén Casique, poblano de 53 años de edad, esperó más de cuatro horas para recibir la primera dosis de la vacuna contra el covid-19. Destacó que no le importó perder horas de su tiempo ya que ha esperado más de un año para ser inmunizado, por lo que el biológico representa una oportunidad de vivir pues la consecuencia más grave es perder la vida, aunque la pandemia le arrebató su patrimonio de 10 año.
Eran las 07:30 horas cuando Efrén acudió a las instalaciones del Hospital General del Norte para recibir la primera dosis de la vacuna contra el covid-19, con la convicción de que es un tema personal la decisión de recibir la vacuna.
Con sus documentos en mano y abrigado, a Efrén no le importó esperar más de cuatro horas y pasar del frío al calor bajo los rayos del sol, con el fin de ser beneficiado con el biológico.
En entrevista con MILENIO Puebla, destacó que el vacunarse es una cuestión personal y una decisión de seguridad propia, pues las consecuencias del virus son muy graves, como es perder la vida.
“La gente debe vacunarse porque como hemos visto que en otras partes del mundo hay rebrotes y cepas que están surgiendo, que deben evitarse en el país. Mi familia y yo hemos tenido cuidado y gracias a Dios el virus no ha tocada a nuestro hogar”, enfatizó el entrevistado.
Sin embargo, no todo ha sido fácil, pues compartió que la pandemia le arrebató su patrimonio el cual trabajó por más de 10 años, ya que por la crisis económica bajó la cortina de su negocio de telas.
Ante esto, narró que en junio de 2020, cuando inició la contingencia sanitaria, perdió su negocio de telas, ya que el confinamiento los obligó a bajar la cortina sin tener ingresos para cubrir los gastos.
En este contexto, refirió que fueron años de esfuerzo para lograr este patrimonio y en unos meses lo perdió:
“Al estar en confinamiento nuestro negocio se vino abajo, pero ya no pudimos mantenerlo, era un negocio familiar el cual atendíamos mi esposa y yo”.
Aunado a ello, relató que suspendió los servicios de cable, internet, además de cambiar el tipo de alimentación, con el fin de economizar sus gastos por la falta de ingresos.
No obstante, destacó que la unión familiar permitió salir adelante, pues sus hijas lo han impulsado y apoyado. Esto ha significado salir y ya tener un empleo en una fábrica textil.
Por último, comentó que el covid-19 le cambió la vida, pero es preferible perder el patrimonio que la vida:
“Esto solo fue una cuestión material, pues mientras tengamos salud podemos empezar de nuevo y seguir en nuestra vida cotidiana, porque la vida ya no hay forma de recuperarla”, concluyó.
AFM