San Pedro Tetitlán, también conocido como “cuna de los tenates finos”, es una comunidad que pertenece al municipio de San José Miahuatlán, la cual está habitada por mil familias que durante un siglo se han dedicado a trabajar la palma y la transforman en recipientes conocidos como tenates.
Esta actividad artesanal es un oficio complementario de hombres y mujeres heredado de generación en generación, lo que ha permitido que llegue a nuestros días. Sin embargo, la actividad está en riesgo de desaparecer, ya que ha disminuido el número de interesados por el tejido. Las causas son diversas, ya sea porque las personas ocupan recipientes con otros materiales sintéticos o bolsas de plástico, la alta migración, el bajo precio de cada pieza, así como la falta de apoyos para diversificarse.
Rafael Castillo Rubio, presidente auxiliar de San Pedro Tetitlán, lamentó la disminución en el interés por este oficio. Agregó que los tiempos cambian y las nuevas generaciones se dedican a otras actividades económicas, lo cual ha provocado que el tejido de tenates, que décadas atrás era la principal actividad económica en la junta auxiliar, hoy quede relegada a solo un número reducido de personas, en su mayoría adultas.
Esta es la realidad que enfrentan mujeres adultas de la cultura náhuatl, quienes continúan con el oficio durante las mañanas y cuando las condiciones climáticas así lo permiten para manipular la palma, pues conforme avanza el día la temperatura aumenta y la materia prima se hace más “quebradiza”, señala Teresa Cacho, artesana de Tetitlán en entrevista para MILENIO Puebla.
La artesana señaló que la mala manipulación de la palma provoca que los tenates pierdan calidad y se registren pérdidas económicas, por lo que el tejido de palma inicia desde las 7 hasta las 11 horas.
Después, las mujeres se incorporan a sus quehaceres domésticos y por la tarde realizan actividades complementarias, como es el bordado de prendas de blusas o vestidos confeccionadas por ellas mismas y que se venden en San Gabriel Chilac o Ajalpan, lugares cercanos para su comercialización, además de la venta de tenates. No obstante, dijo la artesana, uno de los principales obstáculos es el regatero, pues “de antemano se sabe que el precio obtenido por las prendas de vestir será inferior hasta en 50 por ciento en comparación con el precio que dan los revendedores”.
Dificultades por cambios de ambiente
Ana Hernández lleva más de 30 años en el oficio de tejer palma. Cuenta que el cambio de las condiciones atmosféricas llegó a modificar la vida de los artesanos, porque antes la materia prima se conseguía con facilidad, pues bastaba con caminar unos kilómetros y encontrar las plantas. No obstante, la falta de lluvias y las altas temperaturas registradas en esta parte de la Mixteca poblana contribuyeron para que poco a poco la producción de palmas se redujera de manera importante.
Actualmente, existen pocas plantas de esta especie, por lo que los artesanos buscan preservarlas para evitar el riesgo de extinción. Aunado a ello, señalan que se compra la materia prima en Oaxaca con los habitantes de la comunidad de Tepelmeme, desde donde llegan personas a surtirse y lo adquieren a un precio mayor.
Beneficios de la nueva ley de ecología
Pese a las limitantes, los tejedores de palma no dan marcha atrás y siguen con su oficio. Asimismo, esperan que con las nuevas disposiciones ecológicas, la venta de tenates y bolsas de palma mejore, ya que podrían sustituir a morrales de plástico que tuvieron su auge en el comercio.
Para darle una mayor proyección a esta artesanía que se resiste a desaparecer, los mismos productores han organizado en dos ocasiones la Feria del Tenate, una ventana desde la cual ofrecen una gran diversidad de colores y tamaños de sus productos y buscan tener una mayor aceptación en el mercado.
Surgen nuevas fuentes de empleo
A pesar de la distancia a 45 minutos de Tehuacán, en San Pedro Tetitlán se han instalado pequeñas maquiladoras, las cuales se han convertido en una oportunidad de empleo para los jóvenes, quienes ven en esta actividad una oportunidad para mejorar sus condiciones económicas sin tener que migrar.
Rafael Castillo Rubio, presidente auxiliar, comentó que se entienden los motivos para que los pobladores se inclinen a laborar en el sector industrial, en lugar de la elaboración de tenates, pues señaló que se trata de una artesanía que va en desuso porque los precios por pieza van desde los 20 hasta 300 pesos, según el tamaño, y no se compara con el salario percibido en la maquila que va de los 900 a mil pesos semanales.
No obstante, resaltó que alrededor de 350 artesanos, en su mayoría mujeres de más de 40 años de edad, se han organizado para llegar a nuevos mercados.
Como autoridades, dijo, se trabaja para promover este oficio entre los jóvenes y adolescentes, a fin de despertar el interés y mantener esta tradición.
Principal época de ventas
Las tejedoras tienen solo 20 días de altas ventas en el año, en octubre. En dichas fechas, acuden a los mercados de Ajalpan, Tehuacán y Zinacatepec, donde comercializan los tenates que se utilizan para las ofrendas el Día de Muertos. Por ello, el presidente auxiliar solicitó apoyos a las autoridades para mantener la actividad en Tetitlán.
mpl