Erick y Fernando, están privados de su libertad en el Centro Penitenciario y de Reinserción Social de Tenango del Valle y cumplen condenas por su palpitación en eventos delictivos; sin embargo, a pesar de que se tiene la creencia de que las cárceles son “universidades del crimen”, en su caso es completamente diferente, ya que el tiempo que han pasado en reclusión lo han aprovechado para estudiar y ambos concluyeron vía remota una carrera universitaria, por lo que esperan con ansias salir en pocos años para poder ejercer su licenciatura.
Universidad da una nueva oportunidad laboral
En el caso de Erick, él lleva más de 13 años en prisión, pues cumple una condena de 27 años y seis meses. Hace tres años la Universidad Digital del Estado de México les hizo la invitación a los internos que cumplieran con los requisitos a cursar la carrera de Administración de Ventas, oportunidad que no desaprovechó.
“Realmente fue un proceso muy demandante y, en lo personal, me tuve que hacer autodidacta y tener que aprender sin tener un maestro enfrente que nos enseñara”, dijo.
Los requisitos eran tener la preparatoria terminada y tener buena conducta durante su estancia en prisión, por lo que se inscribió y se dedicó por tres años al estudio, a participar en las clases a distancia por computadora, ya que el área educativa cuenta con una sala de cómputo, pero sobre todo la iniciativa de salir adelante.
“Hacíamos nuestros trabajos en la computadora para enviarlos a través de la plataforma de la universidad y también nos apoyábamos con libros de aquí de la biblioteca”, explicó.
Si bien le faltan más de 10 años para cumplir con su condena, haber concluido la carrera y titularse por promedio lo motivó a buscar el beneficio de una reducción de la sentencia por su buena conducta, para poder salir a ejercer su carrera y hacer sentir orgullosa a su familia.
“Para mí es muy importante haber estudiado ya que ya tengo un conocimiento, desarrollé otras habilidades que me van a ayudar el día de mañana que yo esté en la calle para poder trabajar de manera derecha”, aseguró.
Fernando cursó desde la secundaria en prisión
Por su parte, Fernando fue sentenciado a 53 años y cuatro meses de prisión, de los cuales ya ha cumplido más de 17, pero este tiempo no lo ha desperdiciado, ya que aquí concluyó sus estudios desde la secundaria hasta la universidad. “Yo aquí terminé la secundaria, la preparatoria y ahorita la licenciatura de administración de ventas”.
Él no alcanzó el promedio mínimo de 9 para titularse, pero ya trabaja en su tesina para cumplir el objetivo. Su idea es clara, no perder el tiempo en prisión, no desperdiciar cada minuto que pasa, ya que esto podría afectarlo aún más. “Es importante no dejar pasar el tiempo y perderlo nada a más así sin poder aprender nada”
Sus objetivos son titularse y posteriormente obtener un beneficio para salir antes de la cárcel y ejercer la carrera, lo cual considera como otra oportunidad para reintegrarse a la sociedad como una mejor persona y dejar en el pasado los errores cometidos.
“Ahorita con la universidad yo les recomiendo a mis compañeros que no se desanimen, que en su momento podemos alcanzar un beneficio, solo es cosa de participar”, dijo.
Más de 700 en la matricula educativa
En el penal de Tenango de Valle se imparten clases con fines de certificación en alfabetización, primaria y secundaria, así como la reciente generación de universidad, por lo que hay una matrícula de más de 700 alumnos.
Juana Romero Corona, encargada de los Servicios Educativos en este penal, indicó que para la carrera universitaria se inscribieron 20 alumnos, pero solo 13 la concluyeron, ya que el resto obtuvo su libertad antes de finalizar. "Únicamente lograron concluir 13 alumnos, de los cuales nueve se titularon por promedio arriba de 9 y cuatro son los que están haciendo tesina".
Mas allá de lo que implica como trabajo de reinserción social, esto les ayuda a armar un plan para su vida. “La verdad es que yo creo que les cambió mucho la vida a los jóvenes, muchos de ellos iniciaron con una escolaridad de primaria o secundaria".
También cuentan con talleres como canto y coro, teatro, salas de lectura y ajedrez, además de actividades deportivas. “La ley marca que ello deben elegir a dónde participar y ahí es donde entra nuestro trabajo, nosotros tenemos que hablar con ellos y hacerles ver la importancia de participar en el servicio educativo”.
PNMO