Por la calidad que ofrecen una serie de productos que se elaboran en la zona sur, han permitido que sus marcas lleguen a países como China, Rusia, Alemania, Italia, Estados Unidos y otros más, esto a pesar que aún trabajan de forma artesanal, es decir, no cuentan con grandes líneas de producción que les permita ampliar su mercado, pero que a la vez se convierte en su fortaleza.
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La mayoría de estas pequeñas y medianas empresas están conformadas por familias, en algunos casos hasta en cuarta generación que buscan mantener la calidad de sus productos y ampliar sus ventas.
Salsa tampiqueña llega a China
La Salsa ‘La Jaibita’ surge en los años 40 a idea de don Rosalío López López, quien vivía en la colonia Cascajal. Su nieto Daniel López Guzmán, quien ahora está al frente del negocio, nos refiere que su abuelo era comerciante, además que conocía el oficio de la carpintería.
Tras mudarse a la colonia Tamaulipas establece una tiendita donde vendía frituras y refrescos, pero se le ocurrió hacer una salsa y al probarla uno de sus clientes le dijo que su sabor era muy bueno, en especial para los mariscos, de ahí que empieza a venderla entre los vecinos, pero la demanda creció ya que el producto era solicitado en la zona de los mercados iniciando así un negocio familiar que ha prevalecido por 78 años.
Posteriormente es su hijo Daniel, quien aprendió la receta y por casi 55 años se mantuvo al frente del negocio produciendo la salsa de origen tampiqueña, hasta que en 2018 pasa la estafeta a la tercera generación.
“De hecho la gente nos dice que no ha cambiado el sabor, la consistencia, lo uniforme del producto, me dicen es idéntica a la de tu papá y a la de tu abuelo”, asegura Daniel López Guzmán.
Las botellas de esta salsa se comercializan en los mercados de Tampico y Madero, así como pescaderías del paso del Humo, La Puntilla y Puntillita de Altamira, además de diferentes ciudades de la república y hasta de Estados Unidos, al grado que ha llegado hasta Rusia y China.
“Todavía hasta hoy la producción sigue siendo artesanal y nos estamos proponiendo para hacerlo industrial. Mi abuelo hizo algo en siete años, mi papá más en 50 años, yo crecí un poco más y espero que mis hijos sean los que abran el mercado a lo industrial”.
Para la elaboración de la salsa ocupan chiles jalapeños o serranos, conservadores, sales y colorantes, para después ser entregados al público llegando a producir entre 150 a 200 litros por día.
Licuados, siete décadas de frescura
Con 70 años en el gusto de la gente de la zona sur, refresquería La Bajadita, ubicada casi toda su vida sobre la calle Juárez muy cerca de los mercados y desde hace cuatro años sobre la Héroes del Cañonero, es un negocio dedicado a la venta de licuados de fresa y plátano principalmente, pero también ofrecen de papaya, mango o melón, es decir frutas de temporadas o bebidas de chocolate.
José Ramón Mejía Reséndiz es el propietario; señala que el negocio se mantiene abierto las 24 horas siendo así desde un inicio, salvo en la pandemia cuando estuvo obligado a cerrar durante dos meses, pues casi no había flujo de personas por lo que optó por retirarse a casa durante abril y mayo de 2020.
Respecto a la historia de quienes iniciaron en la refresquería refiere que fue su tío Ángel el primero, después su tío Gonzalo y luego su papá Vladimiro Mejía y finalmente él quien hoy sigue la tradición.
“Antes se vendía mucho más, pero cada que es vacaciones nos va un poco mejor, mucha gente de afuera nos conoce en especial de Monterrey, Veracruz y otros lados”, señala José Ramón.
Como anécdota recuerda que el “Choco Milk” obligó a una madre de familia a cambiar los boletos de autobús que tenía directo de Veracruz a Monterrey; al verse presionada por sus hijos quienes insistieron en venir a Tampico por sus licuados, llegando al puesto aun cargando maletas con tal de cumplir el antojo de sus hijos.
Panadería. Crean la pierna rellena
Proveniente de una familia dedicada a la elaboración del pan, Christian Arenazas Martínez hoy está al frente de una panadería ubicada en la Ampliación de la Unidad Nacional, pero que inició su abuelo en 1982 estando hasta el 2001 año en que decide cerrar.
Con esa inquietud que le caracteriza, Christian reabre en 2018 ahora bajo el nombre de “La Costeña”, el cual cambiaría en años recientes a “La Porteña”. Primero se dedicaban a la elaboración de empanadas rellenas, pero tenían la idea de hacer un nuevo producto combinando lo que hacía su abuelo y lo de él.
“Combinamos una concha y una empanada, un híbrido y sacamos la piernita rellena. Empezamos con nutella, fue el primer sabor que intentamos y se ha quedado, es el número uno que vendemos”, explica Christian.
Señala que son una panadería tradicional por lo que también manejan otras piezas de pan dulce, brownies, empanadas, además de una línea de repostería, otra keto y por supuesto las piernitas rellenas.
“El top aquí son las combinaciones de zarzamora con Philadelphia y piña con Philadelphia, aunque también hay otras de Nutella con nuez, con Philadelphia, Gansito, mantequilla de maní, plátano y en temporadas hasta de jobito”.
Se dice orgulloso de haber sido el primero en ofrecer este pan a sus clientes al grado que hoy se puede encontrar una variedad en tiendas de cadena y otras panaderías.
“Traemos muchas cosas en la mente, por ejemplo el día del niño sacamos el ‘Bob Esconcha’, el día de las madres el ‘ConChayanne’, tratamos de siempre mantenernos frescos con cosas nuevas y llegar a más lugares”, comenta Christian.
Manifiesta que se siente agradecido por la preferencia y gusto de la gente, al grado que cuenta con fotos de sus piernitas en el coliseo romano de Italia, Alemania y Canadá.
Huapilla, la bebida huasteca
Hace más de 21 años Abel Pulido Pérez junto con su padre comercializaban galletas integrales, pero detectó un área de oportunidad con la venta de agua de huapilla, una bebida típica regional de la zona huasteca y que no se podía encontrar fácilmente salvó en algunos puntos muy específicos como los mercados de Tampico y Madero, por lo que se aventuró en llevar esta bebida a las tienditas.
Al inicio le apostaron a emprender usando una botella sin etiqueta como muchas otras que han salido al mercado, pero se fueron regularizando al llegar a establecimientos donde les piden un etiquetado y facturación que los llevó a darle mayor formalidad al negocio naciendo así Huapilla Tampico.
“Nos han comprado para llevarla a Europa, Estados Unidos, Centroamérica y a cualquier punto de la república mexicana. Hay mexicanos en Estados Unidos que tienen negocios de tortas de la barda, tacos de cecina, actualmente ellos consumen el agua de huapilla porque hay mucho tamaulipeco, veracruzano, de San Luis Potosí que conocen está bebida”, apunta Pulido Pérez.
Expresa que en la temporada de mayor calor que es a partir del mes de mayo y hasta octubre aumenta de manera importante la venta de su producto, llegando a producir hasta cerca de mil 500 botellas diarias.
“Que le sigan dando la oportunidad a todos los productos regionales, creo que si sumamos positivamente ayudamos a incrementar la economía, damos trabajo de manera local, de manera indirecta, consumimos”, afirma.