Severiano Castillo murió algún día del primer semestre de 2022, en un rancho al sur de Texas. Fracasó en su intento por evadir el punto de inspección de migración, y una vez que hallaron su cuerpo pasó unos meses en la morgue hasta que fue sepultado en el panteón del condado de Maverick, en Eagle Pass. Entre las pertenencias recuperadas había una identificación que hizo suponer que el nombre de la credencial correspondía al de los restos.
Historias como esa se repiten casi cotidianamente en la frontera texana, donde cientos de migrantes pierden la vida en su intento por evadir a la patrulla fronteriza. Los cuerpos que no son identificados terminan en fosas a las que les colocan, simplemente, una cruz sin nombre.
Maverick, al igual que casi todos los condados fronterizos de Texas, enfrenta una crisis por el exceso de muertes de migrantes. Esto ha provocado que la única morgue en esa zona limítrofe, ubicada en Laredo –a casi 120 millas de Maverick–, supere ya su capacidad de almacenamiento de cuerpos al punto de tener que sepultarlos sin previa identificación.
Eduardo Canales, director del Centro de Derechos Humanos del Sur de Texas, explica a MILENIO que esta crisis alcanzó a Maverick, como ocurre desde hace una década en Brooks, conocido como el corredor de la muerte por la cantidad de ranchos inhóspitos que colindan con la línea fronteriza. Pero estos no son los únicos condados con esa problemática: algo parecido ocurre en Cameron, Willacy o Zapata, también cercanos a la frontera, en donde han exhumado cuerpos no identificados que fueron sepultados en los últimos años.
“Eso es una muerte masiva y nadie los provee [a los condados] de recursos adicionales para recuperar estos cuerpos y trabajar en su identificación, por eso terminan aquí sepultados, algunos incluso con sus credenciales de identificación”, explica Kate Spradley, quien encabeza al equipo de antropólogas forenses que realiza las exhumaciones.
La negativa del gobierno del estado a aportar recursos para que cada condado tenga morgues, provocó que organizaciones de la sociedad civil buscaran donaciones para pagar los servicios de antropólogos forenses que pudieran exhumar los cuerpos, a fin de extraer el ADN e intentar identificar los de aquellos que no porten alguna credencial o cédula o incluso para cotejar científicamente la identidad de los que sí, como en el caso de Severiano Castillo.
Exhuman 100 cuerpos al año
Se trata de la Operación Identificación. La labor del equipo dirigido por la doctora Spradley consiste en ubicar las zonas donde se encuentran las fosas y exhumar los restos para trasladarlos a su laboratorio, en San Marcos, ciudad del condado Hays.
Este grupo integrado por mujeres, estudiantes y profesoras de Antropología de la Universidad de Texas, trabajó durante 10 días en el panteón de Maverick, que se encuentra ubicado a tan solo 10 kilómetros de la frontera con México. Ellas lograron exhumar 30 cuerpos, pero en este sitio se calcula que hay más de una centena que han sido sepultados en los últimos años.
La doctora Spradley trabaja desde hace 10 años con organizaciones civiles en la Operación Identificación, que forma parte de la Coalición Forense de la Frontera. Explica que de los 354 condados que tiene Texas, solo en 14 hay departamentos forenses, lo cual ocasiona que los cuerpos rescatados de los ranchos que limitan con las zonas de tránsito de migrantes –quienes buscaron evadir el punto de revisión de la patrulla fronteriza–, sean sepultados sin que sus familiares sepan de su fatal destino.
La muerte de un migrante sin identificar representa un doble problema. Primero para exhumarlo y extraer el ADN; después para cotejar la información genética con la de sus familiares, que en la mayoría de las ocasiones ni siquiera saben por dónde comenzar a buscar a su ser querido desaparecido en alguna parte de la frontera.
“Una vez que realizamos las exhumaciones aquí, los llevamos a nuestro laboratorio y extraemos muestras de ADN para subirlas al sistema federal, que es una herramienta muy eficiente si eres un ciudadano estadunidense, pero si no, no hay mucho con qué comparar las muestras porque las familias no están en Estados Unidos. Y si están en otros países, es complicado enviar y tener esas muestras”, admite Spradley
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Sin embargo, el esfuerzo que realiza la Coalición Forense de la Frontera logró recuperar 119 cuerpos en 2021, mientras que en 2022 la cifra fue apenas de 91.
Gracias a un video que apareció en redes sociales, quedó en evidencia que las autoridades de Maverick sepultaron decenas de cuerpos y colocaron cruces sin nombre, lo cual es ilegal porque antes de inhumarlos, debieron saber quiénes eran, reclama Canales, del Centro de Derechos Humanos del Sur de Texas.
“No hay ningún fondo federal y ahora todo el dinero está siendo utilizado para mantener la Operación LoneStar, todos los fondos del estado para mantener la seguridad de la frontera ahí están y cada condado tiene que solicitar servicios de la doctora Spradley y hacer su propio contrato. Se hace una burocracia bien complicada”, relata Canales.
A pesar de todo, este centro de derechos humanos junto con otras agrupaciones lograron reunir fondos suficientes para solicitar, una vez más, los servicios del Departamento de Antropología Forense y de la doctora Spradley para realizar las excavaciones hasta hallar el punto exacto donde encontraron 30 bolsas negras.
“La ley dice que cuando se trate de una persona no identificada, las autoridades tienen que ordenar una muestra de ADN y registrarla en la Universidad del Norte de Texas para cumplir con la norma. Eso es lo básico. En cambio, aquí los cuerpos se amontonaron en la morgue, ya no hubo espacio y comenzaron a enterrar a las personas sin tomar el ADN o algún otro proceso de identificación”, explica Eduardo Canales.
Mueren 800 al año
Entre el equipo que realizó las exhumaciones está el sheriff del condado Brooks, Don White, responsable del rescate y recuperación de cuerpos. Explica que la mayoría de las veces que encuentran el cadáver de una persona que cumple con las características de un posible migrante, acuden junto con la patrulla fronteriza y toman huellas digitales para cotejarlas con las bases de datos de la policía para verificar si hubo algún arresto previo que pudiera arrojar alguna identidad y hacer más fácil la identificación.
De haber credenciales o documentos, se dirigen a instancias de los países de origen, como sucedió con Severiano Castillo, cuyos familiares acudieron al consulado mexicano en Eagle Pass y este, a su vez, se acercó al equipo de la doctora Spradley para corroborar la identidad de la persona que fue sepultada y entre cuyas pertenencias estaba la credencial con ese nombre.
De acuerdo con cifras de la Patrulla Fronteriza, en 2022 se reportó la muerte de 800 migrantes en su intento por cruzar la frontera.
“Mientras que no exista un proceso ordenado, seguro y regular [de migración], las muertes de migrantes parece que no valen la pena y seguirán sucediendo”, advierte Canales y anticipa que de persistir la criminalización de los flujos migratorios, las cifras de muertos seguirán al alza, particularmente en Texas.
Con la aplicación desde 2019 de la regla migratoria conocida como ‘Título 42’ , más de 2.5 millones de personas han sido retornadas a sus países de origen. Pese a las severas restricciones, los migrantes siguen intentando llegar a territorio estadunidense sin importar el riesgo que eso representa para sus vidas.
“El Título 42 va a causar más muertes de migrantes, que son constantes y que parecería que a nadiele importan. El sistema de migración está quebrado y no hay voluntad política para corregirlo,la política es parar a los polleros, pero son ellos los que están tomando ventaja de esas políticas, y el crimen organizado logra riquezas al mantenerse en esos términos el corredor de migrantes”, lamenta el defensor de derechos humanos.
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